Marta Cárdenas dona más de 300 obras al Bellas Artes de Bilbao
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao, sala 33, del 19 de junio al 7 de julio de 2015
“Es un material que guardaba en una lonja que tenía muchas humedades. Si no me doy cuenta a tiempo los hongos hubieran acabado con él. Lo dono a este museo, donde hice la segunda exposición de mi vida, a sabiendas que va a estar muy bien conservado”. Con estas palabras, Marta Cárdenas (San Sebastián, 1944) ha donado 295 obras sobre papel y 55 cuadernos plenos de vida, unos trabajos espléndidos de su etapa anterior a 1997 que incluyen los diferentes estilos de una artista perteneciente a una de las pléyades más importantes de las artes vascas. Se descubre aquí una enriquecedora trayectoria en la que destaca la variedad en cuanto a la técnica y a la temática, ejemplo de la experimentación y la versatilidad que caracterizan la producción de la autora donostiarra.
¿Profesional o aficionada?
De una forma tan expresiva como natural y didáctica, Marta Cárdenas ha hecho un recorrido por su trayectoria artística en la presentación de este conjunto de obras a todas luces interesantísimas. Hija de un médico cirujano, vino al mundo en el seno de una familia muy preocupada por la pintura. Ha recordado que en su casa había un Regoyos y un Palencia que eran las joyas del patrimonio. Tanto su padre como su abuelo paterno dibujaban muy bien. “Mi padre preparaba las operaciones con lápices de colores en unos apuntes preciosos que luego utilizaba en las clases que daba a sus alumnos. Yo le tenía gran admiración”, ha señalado.
Cárdenas ha revivido su etapa en el colegio. “Allí fui muy desgraciada. Era la más bajita de la clase. Vamos, el último mono”. Su situación cambió cuando su padre le regaló una caja de acuarelas: “Sufrí una decepción, porque mi caja sólo tenía 6 pocillos y la de uno de mis hermanos 24. Consideraba que disponía de pocos colores y así se lo hice saber. ‘¿Quieres ser profesional o aficionada?’, me dijo. Quedé atónita. ‘Con 6 colores puedes conseguir tus propósitos. Y atiende bien, lleva siempre un cuaderno contigo. No dejes escapar nada’. Luego me di cuenta de la razón que tenía, así que le obedecí y le sigo obedeciendo con lo de los cuadernos”. Y para demostrarlo, Marta vuelca su bolso y nos muestra todo el “equipo de campaña” que lleva encima, pinturas incluidas. Demuestra, sin necesidad, que es capaz de pintar en un cuaderno profesional con el mismo arte que lo hace en el reverso de un folleto de conservas de boquerones.
Un suspenso inesperado
La trayectoria de Cárdenas comenzó tras su paso por la Asociación Artística de Guipuzcoa, en la San Sebastián de finales de la década de los años 50 “donde no se podían pintar desnudos y los modelos eran siempre personajes a los que dibujaba por el sistema de las manchas”. Tiene una espinita clavada en aquel suspenso en dibujo que le dieron porque su trabajo era “demasiado libre”, pero tal vez su etapa peor fue en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, porque los profesores no entendían nuevos estilos. “Sí, fue un horror. Los profesores ni se acercaban a nuestras exposiciones”.
Superadas aquellas etapas de zozobra, Marta Cárdenas se fija una meta y sigue fiel al consejo paterno: No se le escapa nada. El resultado es digno de admiración. Me llama la atención “En la Sierra del Guadarrama” (1982) un guache sobre papel, tan válido como “Nieve en Canadá” (1976) trazado a lápiz compuesto sobre el mismo soporte. En el terreno de las acuarelas sorprende la atrevida simplicidad del “Paseo nuevo” (1968) que compensa el detalle del “Autorretrato” (1980). El “Cuaderno número 6” abre por una de sus más brillantes páginas.Destaca la gestualidad de sus formas en dibujos a tinta caracterizados por la inmediatez de la ejecución. El esquematismo resultante en sus paisajes informalistas oculta largos procesos de trabajo, bien en blanco y negro como en el color. Se aprecia una técnica cuidada tanto en las piezas espontáneas como en aquellas que requieren procesos más delicados en cuanto a su confección y exigencia de todo tipo de pinceles o tintas.
Siguiendo a Van Gogh
La exposición que se puede ver en el Bellas Artes de Bilbao está compuesta por una serie de trabajos que muestran la evolución de la artista, desde sus primeros carbones a otros materiales que van forjando la personalidad de la artista. “Confieso que no tengo retentiva. Mis dibujos tienen que salirme a la primera. Uno de mis grandes logros fue conseguir dibujar sin mirar al papel. De esta forma hice muchas labores en escuelas de danza, gimnasios, salas de esgrima y hasta en frontones, donde realicé un cuaderno muy interesante por encargo de la familia Huarte, de Pamplona. Hago mía una frase de Van Gogh que reconozco magistral: ‘Lo que pintes de una vez es mejor que lo que haces dos o tres veces’”.Hay obras que denotan sus percepciones de la luz y las manchas de color. También la influencia de Chillida y Balerdi. O la pintura figurativa que comparte con Vicente Ameztoy, Carlos Sanz y Ramón Zuriarrain. En su grafía se aprecian toques orientales y el tratamiento especial que le da a la Naturaleza con los más elementales colores. “Estoy encantada que mi obra esté centrada en esta pinacoteca. El que quiera interesarse por ella tendrá que pasar por aquí y eso, en medio de todo, es una comodidad”.
Marta Cárdenas se ha comprometido a hacer una nueva donación a este museo que incluya hasta las cartas de amor que se cruzaban de novios con su marido, el gran compositor bilbaíno Luis de Pablo. Javier Viar, director de la pinacoteca, ha aceptado de antemano semejante oferta.