Milena Busquets: «También esto pasará»
por Mercedes Martín
Anagrama, 2015
Blanca llora la muerte de su madre. ¿Y cómo lo hace? Acostándose con todos los hombres. Se va detrás de todo el que le gusta con tal de no verse sola, ínfima, insignificante, como (según cuenta) fue para su madre: “toda mi vida luché para obtener tu respeto”.
“Hacía semanas que no veía a Santi. Desde antes de tu muerte. Los meses anteriores, mientras tú te debatías inútil y salvajemente en la cama contra la enfermedad y la demencia, yo, cuando no estaba demasiado triste o cansada, me debatía en el mismo lugar, también inútil y salvajemente, para demostrarme y demostrar al mundo que seguía viva. Lo contrario de la muerte no es la vida, es el sexo. ”Milena Busquets, una escritora desconocida hasta ahora acapara la atención con su segunda novela: También esto pasará. ¿Por qué?, nos preguntamos los lectores voraces, los que indagamos en internet hasta encontrar una joyita. Tengo que decir que los lectores voraces muchas veces nos conformamos con menos que una joyita, si no, no leeríamos nunca. A veces, con una lectura entretenida para el tren o los intervalos en que no hacemos nada tenemos.
Eso es lo que me ha ocurrido esta vez. No voy a negar que me pudo la curiosidad: al parecer, Busquets llegó a la Feria del Libro de Fráncfort y arrasó (las mejores editoriales pujaron por los derechos de edición para 27 países). ¿Qué ha sido eso, un huracán? No: unos buenos contactos, una buena operación de márquetin unido al efecto dominó. Tal vez. No voy a aburrir al lector con consideraciones obvias, no es oro todo lo que reluce, pero eso ya se sabe.
Por otro lado, o por el mismo, la autora es hija de la famosa editora Esther Tusquets, que estuvo al frente de la editorial Lumen durante 40 años y que escribió novelas, cuentos, biografías y ensayos de calidad incuestionable, y que alimentó a la intelectualidad catalana de los años sesenta y setenta. Eso nos puede tentar a la hora de leer la novela, sobre todo si se anuncia a bombo y platillo que es autobiográfica, que habla del amor y el desamor entre la hija y la madre, los años de vino y rosas, y las espinas: La decadencia de la enfermedad mental que anegó los últimos años de la editora. Lo poco que Esther Tusquets ejerció de madre, al menos a la manera tradicional, y lo mucho que su carácter egoísta y espíritu libre influyó en la hija, hasta el punto de que la autoestima de Milena se viera seriamente comprometida para toda la vida. Es verdad que hay mucha gente con poca estima, por esto o por aquello, pero es indudable que las personas que más pueden reforzarla o dañarla para siempre son los padres y tutores, esa gente en quien confiamos y de quien dependemos tanto cuando somos niños.
En fin, la novela está bien escrita, es entretenida, tiene pasajes brillantes y algunas frases sentenciosas que dejan a una extrañada, más que seducida, pero nunca indiferente.