Stormzy, a corazón abierto

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El músico británico Stormzy ha lanzado recientemente su esperado tercer disco, This Is What I Mean. A lo largo de su nuevo álbum, amplio y desafiante, Stormzy, condensa cualquier número de estilos Más»

Discos

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CAROLINE ROSE: The Art of Forgetting (New West Records) Con Loner (2018) descubrimos a una creadora que mezclaba pop, surf, rockabilly, disco, rock y unas cuantas cosas más. Su estilo, que ella Más»

Édouard Louis: «Cambiar: método»

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En los tiempos en los que los homosexuales no podían expresar su amor ni su deseo, formar una familia, adoptar niños ni, en definitiva, vivir en sociedad excepto como impostores —gente que Más»

Mujeres Artistas. Mujeres Silenciadas

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Vivieron tuteladas por una figura masculina, confinadas y sumisas al poder masculino. Apenas algunas se rebelaron contra el orden establecido, otras tuvieron la fortuna de gozar del éxito y reconocimiento de sus contemporáneos Más»

Tom Chaplin: crisis, ¿qué crisis?

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Recientemente se ha publicado Midpoint, el tercer álbum en solitario de Tom Chaplin, el vocalista de Keane, que nace de una sensación de paz consigo mismo. Según nos confiesa el propio músico, Más»

Manuel Calderón: «Descampados»

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Dice Theodor Kallifatides en Un nuevo país al otro lado de mi ventana que el que emigra no sabe que en el nuevo país siempre lo tratarán como extranjero y que, aunque Más»

Discos

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ANNA B SAVAGE: in/FLUX (City Slang-Popstock!) Cuando debutó con un EP intrigante de cuatro canciones tituladas con números romanos, sin demasiada información, descubrimos a una artista especial, que creaba a partir de Más»

Eli Paperboy Reed rinde homenaje a Merle Haggard

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Eli Paperboy Reed ha editado recientemente su nuevo álbum, Down Every Road: Eli Paperboy Reed Sings Merle Haggard (Yep Roc). Grabado en Brooklyn con el reconocido productor Vince Chiarito (Black Pumas y Más»

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GEMMA RAY: Gemma Ray and the Death Bell Gang (Bronze Rat) Es comenzar a sonar el nuevo y noveno disco de la británica -residente en Berlín- Gemma Ray y el pensamiento va Más»

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Las salas del emblemático edificio de Antonio Palacios (1935) que fue sede del Banco Mercantil e Industrial y que desde 2002  (remodelado) depende de la Comunidad de Madrid como Consejería de las Artes Más»

 

Jordi Esteva: Socotra, la isla de los genios

por Mercedes Martín

Atalanta, Barcelona 2011, pp. 256

Socotra pertenece a Yemen y está situada en el océano Índico, a doscientos cincuenta kilómetros de la costa más cercana, azotada por vientos que alejan los barcos o los destrozan contra la costa; ha vivido, sin embargo, el comunismo, como si no hubiera distancia alguna entre ella y el resto del mundo. Pero, hay viajeros que saben encontrar en su geografía realidades intactas, que ningún régimen económico, por injusto que fuera, ha podido disolver.

El autor de Socotra, la isla de los genios es Jordi Esteva, un viajero-escritor que va por el mundo buscando historias que contar acerca de lugares y culturas al borde de la extinción, antes de que se desvanezcan por completo. Su gesta es casi una labor de arqueólogo, artista y ecologista, todo en uno. Mundos exóticos, lejanos para el lector, son conservados cuidadosamente en pequeñas cápsulas del tiempo, que son los libros, las leyendas, las fotografías, las postales selladas en oficinas de correos imposibles. Sí, Socotra es un mundo imposible.

Pero para la imaginación del artista, es un mundo que ofrece maravillosas posibilidades de ensoñación fugaz y reconstrucción posterior, delante de la pantalla del ordenador. Después, una vez que ya ha tenido lugar el viaje, la experiencia irrepetible a orillas de mares de otro tiempo, mares a punto de extinguirse desollados por los cascos de los cargueros de las compañías petrolíferas, toma cuerpo en páginas memorables que el lector curioso sabe apreciar.

Allí, subsistieron las aves mitológicas más tiempo antes de extinguirse de la faz de la tierra y la flora de otras eras geológicas puede ser captada todavía por la cámara del fotógrafo. Son vestigios que han podido conservarse en una isla tan aislada del mundo como del paso del tiempo, tan protegida de las embarcaciones por vientos huracanados que retrasan el paso de la civilización globalizada. Sus gentes todavía hablan la lengua de la reina de Saba con acentos míticos y aún pueden convocar poderes mágicos, sobre cuya realidad o fantasía ya especulaban antiguos viajeros como Simbad, Marco Polo, Plinio el Viejo y Herodoto.

Jordi Esteva es el viajero del tiempo que, desafiando las leyes más sofisticadas de la física, ha podido acercarse a Socotra, subir a sus cumbres, hablar con sus gentes, fotografiar su paisaje imaginario y contarnos, con las palabras de un escritor consolidado, historias que los pocos expedicionarios que han conseguido poner el pie en tierras tan remotas se han llevado consigo. Socotra, donde todavía hay árboles de incienso y mirra, dragos, de savia rojo sangre, y quimeras como el ave Fénix y el ave Roc que sólo pueden encontrar los niños en los cuentos. Socotra, donde el planeta conserva su memoria intacta. Socotra tan remota como misteriosa, nos espera en las páginas de esta novela documental, reportaje amoroso de un viajero entusiasta, un hombre de mundo, un narrador voraz.

El autor confiesa que esa isla maravillosa que, sin embargo, aún pueden experimentar viajeros con el alma especialmente inclinada a la leyenda, es de algún modo símbolo recuerdo, único tesoro que trae el tiempo, cuando se lleva todo lo demás.