Discos
por Xavier Valiño
EILEN JEWELL: Queen of the Minor Key (Signature Sounds-Karonte)
Podría parecer que su discografía es escasa, con solo tres álbumes, pero hay que sumarle dos autoproducidos y un tributo a Loretta Lynn. Aun así, estamos hablando de una veterana que tocaba en la calle en Los Ángeles antes de debutar en disco. Su nuevo álbum tiene dos instrumentales que le deben mucho a España (“Radio City”, el nombre de la productora que suele traerla de gira por aquí, y “Kalimotxo”, que no necesita explicación), en el que sigue indagando en las raíces de la música norteamericana al igual que Dayna Kurtz.
PAUL SIMON: So Beautiful or So What (Hear-Universal)
A sus 70 años, y tras la reedición del clásico Bridge over Troubled Water que firmó con Art Garfunkel, toca reivindicarse. Y Paul Simon lo hace de la mejor manera posible: en lugar de componer sus canciones a partir de ritmos como ha venido haciendo estos 20 años, en esta ocasión lo ha hecho solo con su guitarra, y se nota. Tomando como referencia lo mejor de sus 11 discos en solitario (es decir, su debut, Still Crazy After All These Years y Graceland), Simon se basa en la armonía para hablar de mortalidad, amor y dolor. Gran disco otoñal.
TACHENKO: Apúntame a mí primero (Limbo Starr)
En tiempos de descargas digitales, la canción ha vuelto a ser la pieza clave en la música. Por eso se recupera el valor del single y de los EPs. Cooper lo sabe y otros le siguen ya. Tachenko, tras el acertado Os reís porque sois jóvenes -gran título- del año pasado, editan ahora un EP que sirve de aperitivo para su nuevo álbum. Entre las cuatro canciones destacan el corte que lo abre, una contagiosa “Yo no quiero sonar moderno” que se suma a sus clásicos, y su acertada revisión del “Mediterráneo” de Joan Manuel Serrat.
MARCIO FARACO: O tempo (Le chant du monde-Harmonia Mundi)
Algunos lo conocen por el Leonard Cohen brasileño, por su delicadeza y frágil balance entre la suavidad y la seriedad. Por supuesto que está más cerca de João Gilberto, Antonio Carlos Jobim o Vinícius de Moraes. En su nuevo álbum se acompaña únicamente de voz, guitarra y la percusión de Júlio Gonçalves, para continuar en la línea de esa bossa intimista que puede evocar tanto la música portuguesa más universal, expresada a través del fado, como ecos de ritmos ancestrales africanos y cubanos.