Discos
por Xavier Valiño
JOHN FOGERTY: Legacy: The Creedence Clearwater Revival Years (John’s Version) (John Fogerty/Concord-Music as Usual)
John Fogerty se ganó el cielo con los seis discos que publicó su banda Creedence Clearwater Revival entre el verano de 1968 y el final de 1970 -también con alguno de sus discos en solitario, pero esa es otra historia aquí-. Un tanto fuera de lugar en la época hippie, su adscripción al formato de rock más elemental y crudo ha hecho que aquellas canciones hayan pervivido durante muchos años, hasta el día de hoy, en el imaginario colectivo.
Después de décadas en las que los derechos de esas canciones no fueron suyos, por contratos discográficos usureros, lo que le condujo a la ruina y a no querer saber nada de ellas, la situación ha cambiado: resulta que acaba de recuperar los derechos editoriales de las mismas y, a sus 80 años y todavía interpretándolas en directo (en mayo estuvo en España en el Festival Azkena Rock), ahora se siente por fin en paz con sus propios temas de entonces y consigo mismo.
De ahí que se haya decidido a regrabar 20 de ellas para su nuevo disco. Y lo hace conservando buena parte de su voz. Otra historia es qué sentido tiene este álbum si, además, las regrabaciones no se desvían casi nada de los originales. A nadie le va a coger por sorpresa y, de hecho, podrían confundirse con las versiones originales de los años 60. Curiosamente, ya había hecho algo parecido al reinterpretar algunas en su álbum de 2013 Wrote a Song for Everyone (Escribí una canción para todo el mundo) donde, al menos, contaba con la excusa de ser un disco de duetos con otros artistas como My Morning Jacket, Dawes, Foo Fighters, Allen Toussaint o Bob Seger.
BILLY JOEL: And So It Goes (Columbia-Sony)
Hay un momento en el documental en dos partes que se ha estrenado recientemente en HBO sobre la obra musical y la vida de Billy Joel en el que se recuerda que el músico se convirtió en una caricatura o, al menos, así lo entendió casi toda la crítica, cuando le dio por recrear el sonido de finales de los 50 y principios de los 60, aquella época que tuvo como éxito más sonado “Uptown Girl”.
Fue la etapa de la fama y su relación con las súper modelos. Pero todo eso no debería opacar la verdadera dimensión del catálogo musical de Joel, en el que todo el mundo reconoce grandes canciones y siempre hay alguna a la que venerar u otra que descubrir. Eso es, precisamente, lo que intenta poner en valor su nuevo recopilatorio, algo que consigue sobradamente.
Lo hace sobre todo por excesivo, incluyendo 155 cortes y más de siete horas de música, en unos cuantos casos con la propia introducción de su autor, y la inclusión de más de 60 piezas inéditas. Este acompañamiento musical del documental presenta versiones de algunos temas en formado maqueta y decenas de grabaciones en directo inéditas, como la primera interpretación en vivo de su épica “Scenes from an Italian Restaurant”, grabada el 6 de mayo de 1977 en Long Island.
Los primeros 14 temas se centran en la prehistoria de Billy como solista e incluso de su dúo precedente, Attila. También se incluyen nuevas mezclas del álbum debut de Joel de 1971, Cold Spring Harbor. Y entre las tomas en directo aparecen sesiones de radio, actuaciones televisivas, una versión en solitario de “Not On” del día que firmó su contrato con Columbia el 26 de junio de 1973 e incluso se puede escuchar parte del proceso de creación de su éxito “Just the Way You Are”. Caótico y desproporcionado, pero siempre interesante.
PAUL WELLER: Find El Dorado (Parlophone-Warner)
Paul Weller es un tipo diferente. Además de crear música, también es un verdadero oyente. A principios de este año, lanzó That Sweet Sweet Music, un álbum recopilatorio de canciones soul poco conocidas de los sesenta y setenta, recopiladas por él mismo. Ahora llega Find El Dorado, el decimoctavo álbum en solitario de Weller, repleto de versiones de canciones de otros artistas. Es ya es su segundo álbum de versiones, puesto que en 2004 lanzó Studio 150, llamado así por el estudio de Ámsterdam donde se grabó el álbum.
Para muchos artistas, un álbum de versiones es un espectáculo secundario, una forma de aguantar un período de anemia artística. Si bien su trabajo anterior parecía la obra de un artista que intentaba redescubrir su creatividad, el veterano Weller de 67 años presenta ahora una declaración reflexiva y personal. No se trata de una colección aleatoria de canciones favoritas, sino del ADN emocional y musical de un artista que ha demostrado un gusto musical excepcional a lo largo de su vida.
Weller se lo toma tan en serio como sus discos de canciones propias. Los temas que adapta también revelan algo sobre sí mismo. No le gustan las canciones que todo el mundo conoce. La selección demuestra el gusto ecléctico de Weller y su capacidad para encontrar joyas en los rincones más inesperados de la historia de la música. El único gran éxito que interpreta es “I Started a Joke”. De los Bee Gees, sí, pero de los Bee Gees antes de su era disco. No modificó mucho la canción, pero su versión suena sentida.
Otras canciones son de artistas y grupos mucho menos conocidos como Hamish Imlach, Eamon Friel “Nobody’s Fool”, originalmente el tema principal de la serie de televisión Budgie y escrita por Ray Davies bajo el seudónimo de Cold Turkey, recibe el respeto que merece. Weller transforma “Lawdy Rolla” de la banda The Guerrillas (una formación francesa de estudio de los sesenta).en una potente interpretación góspel-rock, mientras que “Where There’s Smoke, There’s Fire” revive una joya olvidada del funk de 1984 de Willie Griffin.
El ambiente es relajado, sobrio, con una producción discreta de su aliado habitual Seve Cradock (Ocean Colour Scene). En todo momento logra crear una experiencia auditiva cohesiva a pesar de la diversidad de sus fuentes. Todas las canciones comparten un matiz melancólico que refleja la etapa reflexiva de Weller, con un sonido minimalista que subraya la intimidad de las interpretaciones.
DELIVERY: Force Majeure (Heavenly-PIAS)
Hace dos años debutaron con Forever Giving Handshakes, convirtiéndose los australianos en una inapelable banda de garage punk. Descubiertos por los que bucean por los caminos más ignotos para meterse una buena dosis de energía en vena, todo lo que prometían se confirmó en la gira que los acercó a Europa. Según sus dos líderes, James Lynch y Rebecca Allan, su segundo álbum, Force Majeure, con cambios en la formación, tiene armonías más rotundas, solos de guitarra más intensos y temas lentos más emotivos -realmente, solo un tema, “Focus Right”, baja la revoluciones-.
Lo cierto es que desde que se inicia, con la rabiosa “Digging the Hole”, el disco se muestra cargado de fuzz, rock y guitarras crudas, configurando un álbum sólido y adictivo. Píldoras abrasivas como “Stuck in the Game” o “Exacto” conviven con otras que podrían acercarlos a Parque Courts (“The New Alphabet”) o abrirles nuevos caminos: es el caso de “What Else?”, lo más novedoso del disco, cambiando el ritmo e incluyendo sintetizadores.
PETER GABRIEL: Live at WOMAD 1982 (Peter Gabriel Ltd)
Discos en directo de Peter Gabriel hay varios, documentando las giras que ha hecho hasta ahora por todo el mundo con sus exitosos trabajos, sobre todo a partir de So (1986), el álbum con el que llegó por primera vez a un público mayor y con el que se convirtió en una referencia indispensable moviéndose entre la música más creativa y arriesgada y aquella capaz de congregar a grandes audiencias.
Aun así, no deja de ser curioso que en menos de dos meses aparezcan sendos álbumes en vivo de Peter Gabriel. A finales de junio se editaba In the Big Room, grabado con muy pocos espectadores delante, ya que lo hizo en su propio estudio, Real World, el 23 de noviembre de 2003, para los miembros del club de seguidores Full Moon. Son canciones que había ido dando a conocer en su Bandcamp en los últimos meses, durante un año y en intervalos sin una continuidad clara, bajo el título de Lunatics in the Big Room.
El segundo es más una sorpresa. Se trata del concierto que dio en la primera edición del Festival WOMAD, acrónimo de World of Music, Arts and Dance (Mundo de Música, Artes y Baile), el primer macro evento dedicado a las músicas del mundo que se había celebrado en Inglaterra en julio de 1982, con artistas de veintiún países, bajo la coordinación del propio Gabriel. De hecho, la ruina económica que supuso le llevó a hacer un único concierto con su anterior banda, Genesis, para poder pagar las deudas.
Al margen del resultado artístico o comercial del festival, lo cierto es que el concierto que ahora se edita resulta un auténtico festín para los seguidores de Gabriel. Bien podríamos definir aquel año como uno de los más interesantes de su trayectoria en solitario, una vez consolidada su propuesta más aventurada de la que se nutrieron sus primeros discos y antes del éxito que alcanzaría poco después.
Gabriel tenía mucho a lo que prestar atención en aquellas tres jornadas. Era, además, la primera vez que actuaba con un grupo de percusión y de baile de Bristol, Ekomé, un acicate para que la banda tocase con mayor tensión. Por si no fuese suficiente, entre los nueve temas interpretados presentaban, por primera vez, siete de los ocho que aparecerían en su cuarto disco publicado dos meses después, alguna de las cuales se convertirían en imprescindibles en su repertorio, como “The Rhythm of the Heat”, “San Jacinto” o “Shock the Monkey”. Y lejos del fiasco que podía haber sido con estos antecedentes, acaba resultando uno de sus directos más recomendables.
RADIOHEAD: Hail to the Thief (Live Recordings 2003-2009) (XL-Popstock!)
El pasado 10 de marzo Radiohead registró una marca comercial, RHEUK25, algo que suelen hacer antes de anunciar nuevos discos, giras o reediciones. Aunque se esperaba algún movimiento por su parte, la publicación de grabaciones en directo del álbum Hail to the Thief de 2003 ha cogido a todo el mundo por sorpresa.
Había sus razones: en estos días la Compañía Real Shakespeare presenta en Inglaterra una producción teatral (Hamlet Hail to the Thief) que combina una versión editada del álbum, coproducida por Thom Yorke, con el Hamlet de Shakespeare. Las críticas están bastante por encima del recibimiento que tuvo en su día el disco, cuando fue calificado como una imitación algo floja, apresurada y excesivamente larga de sus aclamados álbumes anteriores: OK Computer, Kid A y Amnesiac.
Los propios miembros del grupo lo han criticado en más de una ocasión. Pero al escuchar las cintas de aquellos conciertos buscando arreglos para preparar la obra, Thom Yorke se sorprendió más que gratamente con su energía y decidió lanzar algunas la versión en directo de 12 de las canciones del disco de 2003 (faltan “Backdrifts” y “A Punch up at a Wedding”) en el orden en que se publicaron en su día, concretamente las registradas a lo largo de 9 años en Buenos Aires, Ámsterdam, Londres y Dublín.
Estas tomas en directo se revelan fibrosas, con una producción soberbia y, en ocasiones, una grata desviación respecto al original. Sin ir más lejos, “Sail to the Moon” se ofrece con una mayor carga emocional que el original, recordando a la interpretación en directo de “Like Spinning Plates” del primer álbum en vivo de Radiohead, I Might Be Wrong (2001). El fantástico solo de guitarra al final de “Go to Sleep” suena ahora como una desbrozadora desbocada. En “We Suck Young Blood” la interacción con el público es total, mientras que “There, There” es aplaudida con fuerza y cantada con estruendo. Todo un ejercicio inesperado para poner en valor aquel disco, hasta ahora considerado menor en su discografía.