CARWYN ELLIS & RIO 18: Fontana Rosa (Légère Recordings)

Hay algo en el nuevo disco de Carwyn Ellis que desorienta. Bien se podría pensar en un paso atrás o, al contrario, como una apertura definitiva a asumir todas sus influencias y dejar que asomen en uno de sus álbumes sin cortapisas. Recordemos que Ellis, músico de directo de The Pretenders, colaborador con otros artistas (Edwyn Collins, Saint Etienne…) y con otros proyectos bajo su manto (Colorama, Bendigh…), empezó en 2019 con la aventura Rio 18, con los que había editado hasta 2024 tres discos, cantados en galés y con la música brasileña como faro.

El año pasado presentó Radio Chévere, en el que dejaba claro había decidido favorecer una inmersión profunda en la música latina desde que se había propuesto aprender español. Ese álbum, en el que él desaparecía del nombre y lo acreditaba únicamente a Rio 18, incluía canciones en varios idiomas, con invitados de distintos países, la mayoría sudamericanos, y centrado en la música de aquel continente: samba, cumbia, joropo o salsa.

Por eso llama la atención que en su nueva entrega recupere su nombre y, aunque los sonidos latinos aparezcan de nuevo con un protagonismo relevante (al inicio con “Hei ti” o “Te adoro”, en boleros como el que le da título al álbum o en cumbias como “Mariposa”), da cabida también a temas pop cantados en inglés: “Impossible”, “Lovesick” o “No More Secrets” evidencian otra cara de su faceta compositiva que no pierde, eso sí, su latido bailable. Mientras en “Heartbreaker” parece fundir ambos mundos, deja para el final un tema en su idioma materno, el galés (“Deffro’r Dydd”). En cualquier caso, sea un disco homogéneo como el anterior o más diverso, como este que ahora publica, Ellis sigue relevándose como una isla única en la que quedarse a vivir más que una temporada.

SAULT: 10 (Forever Living Originals)

Al igual que en ocasiones anteriores, sin previo aviso, se edita el duodécimo álbum del proyecto Sault, que desde un inicio se ha presentado o entendido como un ente colectivo y casi anónimo. Lo cierto es que en esta ocasión, más que nunca, el protagonismo recae en su principal impulsor, el productor Inflo (Little Simz, Michael Kiwanuka) junto su pareja Cleo Sol, quien pone la conmovedora e inconfundible voz, volviendo al redil después de una reciente incursión en solitario el año pasado.

Más que nunca antes, 10 sorprende por su contenido orgánico, abandonando la electrónica demasiado quirúrgica y fría. Los instrumentos respiran y sudan, y eso redunda en unas canciones más funk, más animadas en su conjunto que en anteriores entregas. Se pueden encontrar ecos de Prince o Michael Jackson (“T.H.”), Lauryn Hill (“I.L.T.S.”), Stevie Wonder (“R.L.”), Herbie Hancock (“S.O.T.H.”)… Sus canciones, presentadas todas con acrónimos, bien podrían titularse realmente “The Healing”, “Real Love”, “Know that You Will Survive”, “Power”, “I Love to Sing”, “Look Up”, “Sorry It’s Too Late”, ·Higher than the Rain”, “We Are Living” y “Sounds of the Healing!

En cuanto a sus letras, varias de las canciones tratan sobre la ‘curación’, tal y como señala el corte que lo abre, “The Healing”, entendido en el sentido más amplio de la palabra. Creer en la propia fuerza, la confianza y el compromiso de auto desarrollarse son los mensajes de Sault, todo acompañado siempre por su explícita fe en Dios. No es difícil ponerlo en relación con las noticias recientes que hablan de una demanda por parte de Little Simz debido al impago de unos dos millones y medio de euros que parece que Inflo habría dedicado a poner en marcha los primeros directos de Sault.

En una carrera hasta ahora prácticamente inmaculada, 10 concreta su sonido en su vertiente más soul y funk. Teniendo en cuenta que aún resuena sobre todo el impacto de los cinco discos que editaron hace menos de tres años y que apuntaban en múltiples direcciones, este nuevo álbum resulta el más homogéneo -y también menos sorprendente- de sus entregas.

THE INNOCENCE MISSION: Midwinter Swimmers (Bella Union-Music as Usual)

A casi 40 años de la formación de The Innocence Mission, bien se puede afirmar que su nuevo álbum mantiene las señas de identidad de la banda. De hecho hay una canción, “Orange of the Westering Sun”, inspirada directamente por los recuerdos de la grabación de los dos primeros discos del trío, a finales de los 80, en la casa y estudio de Joni Mitchell, bajo la producción de su marido Larry Klein. Si por momentos este nuevo álbum puede recordar a los momentos más recogidos de Mazzy Star o 10.000 Maniacs -más claro aún en sus dos discos anteriores-, sus responsables aseguran que les evoca más a Vashti Bunyan o Sibylle Baier, como si hubiera sido grabado en los 60.

Su decimotercer disco se sustente principalmente en guitarras acústicas y el piano, con una ambientación atmosférica y unos maravillosos y tenues arreglos perfectos para acompañar una tarde invernal.  Puede sonar  uniforme, pero no hay más que prestar atención detenida a los tambores que acarician suavemente o al piano que gotea como lluvia a través de esas canciones para apreciar todo su calado.

RUFUS T. FIREFLY: Todas las cosas buenas (Lago naranja)

Es este el octavo disco del proyecto liderado por Víctor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro pero no parece que Rufus T. Firefly presente síntomas de desfallecimiento, sino todo lo contrario. Su nuevo álbum lo han estado presentado con una serie de conciertos en localizaciones muy especiales, como salas de exposiciones, naves, fábricas de zumos, el Jardín de los Cactus en Lanzarote…

Todas las cosas buenas resulta ser un trabajo heterogéneo, tanto o más que sus anteriores entregas, al que su productor Manuel Cabezalí ha dado en llamar “un disco de grandes éxitos con canciones nuevas”. Su título también tiene razón de ser, ya que lo que han ido componiendo en los últimos meses buscaba alejar a la banda de la desesperación y aportar algo de luz y esperanza.

Electrónica, rock y psicodelia siguen siendo los elementos en los que basan sus canciones, en una línea cercana, sin ir más lejos, a los más acertados Tame Impala de los últimos tiempos. Hay momentos álgidos, como “Ceci n’est pas une pipe”, una canción escrita y cantada por Martín-Maestro, a ritmo de krautpop. El nuevo guitarrista Marc Sastre Gamero aporta una nueva sensibilidad a la formación, como queda claro, por ejemplo, en “Lumbre”. Y no son los únicos momentos para el recuerdo, como se puede comprobar en “Premios de la música independiente” o “La plaza”.

ISAAC HAYES: Hot Buttered Singles Vol. 2 (Ace)

El año pasado se publicó un nuevo recopilatorio del soulman Isaac Hayes, en este caso recogiendo los singles publicados originalmente por la filial Enterprise de Stax entre 1969 y 1972, tanto sus caras A como las B. Su excelente acogida motiva que ahora, unos pocos meses después, se le dé continuidad con un nuevo volumen, el segundo, editado igualmente por el sello Ace, especializado en recuperar gemas del pasado.

Este volumen retoma la historia exactamente donde lo dejó Hot Buttered Singles Vol. 1, con los últimos singles de Hayes a partir de 1972 y hasta 1976, cuando la discográfica Stax ya no existía y Hayes ya los editaba en su propio sello, Hot Buttered Soul, distribuido por ABC Records. Esta colección incluye ocho éxitos suyos en las listas estadounidenses, incluyendo los muy sampleados “Hung up on My Baby” y “Chocolate Chip”, el mayor éxito de Hayes de este período. También aparecen “Joy” y el siempre popular instrumental de 1976 “Disco Connection”, que le dio a Hayes su segundo éxito en el Reino Unido después del siempre recordado tema “Shaft” de la banda sonora de la película del mismo nombre -aquí titulada Las noches rojas de Harlem-.

Al igual que en el disco de la temporada pasada, todas las canciones están tomadas de las ediciones originales de los singles a partir de los master originales, excepto dos pistas de las que no se conservaban las cintas grabadas en su día y que los ingenieros de Ace han recreado con paciencia a partir de las versiones alargadas de los respectivos álbumes. De nuevo, todo con un libreto repleto de fotos de la época y detalles sobre cada una de las canciones incluidas, redondeando un trabajo inexcusable.

VARIOS: Paul Weller Presents: That Sweet Sweet Music (Ace)

La trayectoria de The Jam bien podría resumirse, a ritmo de soul, entre las versiones de “Heatwave” de Martha & The Vandellas y la de “Move on Up” de Curtis Mayfield, una cerca de su inicio y otra de su final. En The Style Council esa devoción por los sonidos negros acabó por estallar definitivamente y, también, ha marcado intermitentemente la trayectoria de Paul Weller en solitario.

Por eso no extraña este recopilatorio con 26 gemas soul seleccionado por el propio Weller, que son todas piezas de su colección que conserva en vinilo en su mayor parte. No va a lo obvio, siendo lo más recordado “Summertime” de Billy Stewart, “Hard Times” de Baby Huey o “In the Bottle” de Brother to Brother. Lo mejor es que también deja hueco para temas de menor éxito, como el único single de Blackrock, “Black Balloons” de Syl Johnson, “Search for the Inner Self” de Jon Lucien o “Life Walked Out” de The Mist, por citar algunas, en esta estupenda y cuidada selección. Debería darle continuidad.