Ibon Errazkin, caminante a cámara lenta
por Xavier Valiño
En las últimas semanas, Ibon Errazkin (antiguo componente de Le Mans, Aventuras de Kirlian y Single) ha publicado dos discos. El más reciente, Nubes y claros, una pieza musical de 61 minutos de duración con influencias de John Barry, Tom Jobim, Annette Peacock o John Lee Hooker que viene acompañada por una pieza audiovisual, dirigida por Antonio Morales, que se ha estrenado exclusivamente en Filmin. Este segundo álbum compartía con el anterior 8, Claros del bosque, ocho de sus canciones, aunque incluye más de media hora inédita de música.Esta pieza da un nuevo sentido al disco, añade nuevas líneas melódicas y armónicas y, en su continuidad, crea una especie de línea narrativa de aliento musical que te arrastra a lo largo de su trayecto. Según el propio Ibon, “La idea que más me motivaba era la de componer una pieza extensa, un formato que me permitiera distribuir los sonidos casi como elementos espaciales; algo más parecido a pasear por un jardín (o recorrer con la mirada un jardín vertical) que a la escucha lineal de una pieza musical al uso”. Él mismo la define como una divagación, “inspirado por el efecto hipnótico que tienen determinadas experiencias: una composición de La Monte Young o una película de Jacques Rivette, por el simple hecho de ser larga”.
Pero esta pieza musical no viene sola. En un viaje a Tánger en 2024, Antonio Morales (director de numerosos cortos y de películas como Marisa en los bosques o Miss futuro) y el director de fotografía Dani Lisón aprovecharon para grabar una serie de imágenes de Ibon deambulando por las calles de la ciudad a cámara lenta, a menudo rodeado de transeúntes, en una especie de meditación mientras caminaba. El resultado de estas grabaciones es una película de 64 minutos que sirve como el hilo visual que conecta con el recorrido musical trazado por Nubes y claros, que, además, le da nombre al film.
Es un homenaje al cineasta chino-malayo Tsai Ming-Liang, quien, desde 2014, ha rodado unas diez películas de distinta duración, conocidas como walker series, en las que su actor fetiche, Lee Kang-Shen, interpreta a un monje budista que se mueve lentamente por las calles de ciudades como Tai-Pei, Marsella o Washington. Las portadas del disco y de la película son obras de Javier Aramburu, habitual en toda la producción de Errazkin, quien añade a los claros del bosque del disco anterior las nubes que acompañan a este.
Por su parte, Claros del bosque, editado unos meses antes, está integrado por canciones que deambulan entre lo costumbrista y lo inspirador, entre lo minimalista y lo clasicista, entre lo mediterráneo y lo lírico, entre Nino Rota y Erik Satie. Sus vídeos están dirigidos por Antonio Morales, rodados por Dani Lisón y con el montaje de Dani Aránega. Según el propio Errazkin, “El claro del bosque es un centro en el que no siempre es posible entrar; desde la linde se le mira y el aparecer de algunas huellas de animales no ayuda a dar ese paso. Es otro reino que un alma habita y guarda. Algún pájaro avisa y llama a ir hasta donde vaya marcando su voz. Y se la obedece; luego no se encuentra nada; nada que no sea un lugar intacto que parece haberse abierto en ese solo instante y que nunca más se dará así, tal y como escribió María Zambrano en Claros del bosque, 1977).
Cuando hace dos años empecé a pensar en grabar un nuevo disco, la idea que más me motivaba era la de componer una pieza extensa. Me interesaba también componer algo parecido a una ‘divagación’. Es decir, no un tema con una estructura que condujera a ‘algún lugar’, sino una simple sucesión de momentos musicales, vagamente relacionados entre sí y sin gran finalidad. Y me atraía la idea de hacer algo extenso ‘porque sí’, utilizando la duración como atributo esencial de la pieza, inspirado tal vez por el efecto hipnótico que tienen determinadas experiencias por el simple hecho de ser ‘largas’.
Me fijé una duración aproximada de una hora para la pieza que iba a componer y, con estas premisas, me lancé a ello. Cuando el proyecto estuvo ya bastante avanzado, se me ocurrió una idea. ¿Por qué no extraer algunos momentos de esa pieza y convertirlos en canciones? De ese modo, el proyecto podría desdoblarse en dos partes: por un lado, una pieza extensa e ininterrumpida; por otro lado, un disco de diez canciones”.
El disco de diez canciones es Claros del bosque y la pieza ininterrumpida Nubes y claros. “El título de Claros del bosque lo tomé de la obra del mismo nombre de María Zambrano. Es un librito entre místico y filosófico que leí durante la preparación del disco y, de algún modo, me pareció que estaba relacionado con lo que tenía entre manos. Animo a todos los oyentes del disco a echarle un vistazo.
La instrumentación del álbum es sencilla: guitarras, piano, bajo, melódica, banjo y algunos sintetizadores. No hay percusión de ningún tipo, como tampoco la había en Hola (2020), el último disco de Single (mi proyecto junto a Teresa Iturrioz) y apenas la había en mi anterior disco en solitario, Foto aérea. En este último, los sonidos eran acústicos, pero en muchos casos sampleé lo que había tocado y lo manipulé en el teclado. En Claros del bosque no he usado esta técnica y el proceso de grabación ha sido más tradicional o ‘natural’.Al ser fragmentos desgajados de un bloque, las canciones no tienen una estructura al uso de estrofa-estribillo-etc. Las melodías aparecen y desaparecen sin que el conjunto se ‘resuelva’. Para mí, este es el elemento más definitorio del disco. Música sin un sentido concreto, que no conduce a ninguna parte, que simplemente está ahí. Hay dos excepciones: “El río” y “La Vía Láctea”, que no pertenecen a ese bloque ininterrumpido y que compuse expresamente para el álbum. Son también las dos únicas canciones que he grabado con claqueta (un acompañamiento rítmico estable) y, por todo ello, quizá los momentos más pop del disco. De la primera me gusta pensar que no quedaría mal en un western; la segunda está inspirada en los cielos estrellados de las Baleares.
La portada me la ha hecho, como de costumbre, Javier Aramburu. Si para Foto aérea me plantó una cordillera en la cabeza, esta vez me ha convertido en una arboleda con el arte con el que hace siempre las cosas. Espero que os guste el disco”.