José Henrique Bortoluci: «Lo que es mío»
por Mercedes Martín
(Random House, 2024. 144 págs)
El libro empieza así:
“Recuerda que tu padre ayudó a construir ese aeropuerto para que puedas volar. Oigo esta frase de mi padre cada vez que tengo que coger un vuelo en el aeropuerto de Guarulhos. Y lo recuerdo siempre, aunque tardé en aprenderlo. El padre camionero visita la casa, a la esposa y a los hijos. Llega, pero se va enseguida. Llegaban él y el camión, una pareja, casi una sola cosa, una entidad que estaba y faltaba, impositiva y pasajera. Yo, niño, quería que se quedasen, quería que se marchasen, quería irme con ellos”Ahora el padre está enfermo y pronto morirá y el hijo se propone erigirle un monumento, un libro. Porque igual que los países tienen Historia, también las personas, pero “¿cómo se narra la vida de un hombre común?” Yo añadiría: un hombre común que apenas sabe leer y escribir, que no posee cámara de fotos o no ha tenido tiempo ni ganas de fotografiarse. No hay fuentes, no hay documentos, casi no hay fotografías. Si acaso el diario que la madre llevó un tiempo, apenas un par de líneas por día. Frases escuetas como: “Fue maravilloso.”
Acaso las fuentes orales puedan resolverlo. El hijo se sienta a tomar notas y entrevista al padre, pero la memoria es selectiva y el vocabulario pobre. Forma parte del trabajo del hijo darle cuerpo y ordenar esta historia. Cincuenta años al volante. Eso sin contar los años que trabajó (¡desde niño!) en la agricultura y en el taller. La boda, los hijos, el crédito para comprar el camión, la deuda, la carretera, volver a casa solo de visita, para ponerse en marcha otra vez al poco tiempo. En su cuerpo se ven las marcas de tanto afán. Estas cicatrices también hablan por su propia boca. ¿Cómo recuperar el tiempo perdido? “Las palabras son carreteras. Con ellas conectamos los puntos entre el presente y un pasado al que ya no podemos acceder.”
Ahora que la Tierra también tiene derechos: los ríos, los lagos, las montañas, los animales, los árboles… Es pertinente hacer la comparación entre el cuerpo maltrecho del obrero y el territorio arrasado de un país. Entre la biografía del hombre pobre que apenas posee las palabras con que se explica y la Historia de un país al que han arrancado casi toda su riqueza: Brasil. El hombre que ayudó a construir el país, pero cuyo nombre no figurará en ninguna parte, es a la vez el hombre que ayudó a desmantelarlo. Paradojas de la civilización. Llamamos progreso a la foto que queda tras arrasar campos, ríos y montañas… Y dejar un paisaje apenas habitable.Pero lo que más me emocionó de este libro fue la parte en que el hijo, cuya vida no tiene nada que ver con la del padre, pues fue a la universidad y ahora es profesor universitario, lava al padre, lo escucha, lo acompaña al médico, le traduce el diagnóstico y el tratamiento. Cuida de él.
La prestigiosa filósofa y Premio Príncipe de Asturias Martha Nussbaum en el documental Examined Life dice que vivimos en un mundo que tiene como modelo el salvaje oeste americano, hombres duros y solitarios que lo resuelven todo a tiros (o a golpe de talonario), sin apenas cruzar una palabra. Una sociedad feroz que predica la ley del más fuerte y sálvese quien pueda. Los depredadores ocupan las portadas de Forbes mientras que los auxiliares clínicos no llegan a fin de mes. Y sin embargo dos tercios de nuestra vida necesitamos que nos cuiden. ¿A qué estamos esperando para cuestionar nuestros valores?