Discos

Discos

THE ROLLING STONES: Hackney Diamonds (Polydor-Universal) La pregunta es clara: ¿Era necesario un nuevo álbum de The Rolling Stones? No, claro está. En un mundo dominado por la música en español, Hackney Más»

Medardo Rosso. Pionero de la escultura moderna

Medardo Rosso. Pionero de la escultura moderna

Esta exposición acompaña a un artista que en su momento no obtuvo el debido conocimiento y nos revela cómo fue un gran precursor en la expresividad y renovaciones estéticas que ha influido Más»

Romero: «Subaqua» exposición de cerámicas y pinturas

Romero: «Subaqua» exposición de cerámicas y pinturas

En el barrio madrileño de Las Letras se esconde un pequeño y acogedor espacio (de hecho se llama Pequeña Galería) donde estos día se expone la obra de José Luis Romero. Este Más»

Caroline Rose, el dolor de la memoria

Caroline Rose, el dolor de la memoria

Caroline Rose es una artista conocida por su ingenio y narración satírica. Sin embargo, por primera vez, con The Art of Forgetting (New West Records) su música rebosa emoción cruda e intensa. Más»

Eduardo Momeñe, retratos y otras ficciones

Eduardo Momeñe, retratos y otras ficciones

En la reciente programación presentada a los medios del ideario del Círculo figuraba  que la temporada expositiva vendría marcada por la fotografía, el compromiso social y la mujer. Dentro de esta propuesta Más»

Grupo RAЯOs: Divergencia Emocional

Grupo RAЯOs: Divergencia Emocional

Con el título de “Divergencia Emocional” se ha inaugurado en la Sala Baluarte, del Centro Cultural Adolfo Suárez de Tres Cantos, una nueva exposición del grupo formado por José Luis Romero, Olop Más»

Lina Meruane: «Palestina en pedazos»

Lina Meruane: «Palestina en pedazos»

Palestina en pedazos es la recopilación de tres textos de Lina Meruane, escritora chilena de origen palestino. Los textos, redactados “en pedazos”, son también ellos mismos pedazos de una búsqueda: ¿qué es Más»

Antonio Moresco: «Los comienzos»

Antonio Moresco: «Los comienzos»

Hubo un tiempo en que detrás de las palabras y dibujos de los libros, ya fueran de piedra, de arcilla o de papel, se escondía el mundo en forma alegórica y simbólica. Más»

Las cuatro estaciones de Jacobo Serra

Las cuatro estaciones de Jacobo Serra

El nuevo disco de Jacobo Serra es todo un viaje en doce meses de composiciones, sensaciones y melodías que comenzó hace tres años, cuando el músico decidió retirarse unas semanas a las Más»

Pedro Cano presenta su exposición «Siete» en Madrid

Pedro Cano presenta su exposición «Siete» en Madrid

El pintor Pedro Cano (Blanca, Murcia, 1944) inaugura hoy la exposición “Siete”, que se podrá visitar del 29 de septiembre hasta el 22 de octubre en el Centro Cultural Casa de Vacas Más»

 

Antonio Moresco: «Los comienzos»

por Mercedes Martín

(Impedimenta, 2023. 672 págs)

Hubo un tiempo en que detrás de las palabras y dibujos de los libros, ya fueran de piedra, de arcilla o de papel, se escondía el mundo en forma alegórica y simbólica. Se creía en el poder revelador de las palabras, aunque (o precisamente porque) pocos sabían leer y la gente encontraba signos en el mundo circundante. “El hombre medieval vivía efectivamente en un mundo poblado de significados, remisiones, sobreentendidos, manifestaciones de Dios en las cosas, en una naturaleza que hablaba sin cesar un lenguaje heráldico, en la que un león no era sólo un león, una nuez no era sólo una nuez, un hipogrifo era tan real como un león porque al igual que éste era un signo, existencialmente prescindible, de una verdad superior”, escribió Umberto Eco.

En Occidente este tiempo suele identificarse con la Edad Media, un tiempo considerado “de ignorancia”, o lo que es igual, de creencia supersticiosa. Un tiempo en que el vulgo, que no entiende latín, escucha cada domingo el sonido familiar de “las palabras latinas, con su temblor enigmático y litúrgico”, como dejó escrito Valle al final de su Divinas palabras.

Por eso mismo, en una época escéptica y mercantil como la nuestra, el sentido no se descubre, sino que se produce, se compra y se vende, y los valores son, por supuesto, intercambiables. Como ya dijera Weber al describir la Modernidad, haría falta un líder carismático y responsable que inspirase con su ejemplo y dirección la respuesta a las preguntas fundamentales: qué debemos hacer y cómo debemos vivir.

Antonio Moresco escribió su trilogía Juegos de la eternidad durante largos años (cuarenta) para encontrar la respuesta a estas preguntas. Aunque el libro no se presenta como una autobiografía y jamás se dice el nombre del protagonista, Moresco vivió, como el protagonista, tres vidas aparentemente opuestas: una como seminarista, otra como activista y la última como escritor. Y mientras que hoy en día se tiende a la extensión breve, el autor llenó miles de páginas… De modo que estamos ante un libro cuya pretensión y extensión pertenecen a otra época. La época del significante lleno de significado. Es esta una escritura-mundo o, como dice el autor, “una escritura tan constante que crea su propia regla”. 

En este primer volumen de la trilogía, titulado Los comienzos, es la vida del seminarista la que se narra. El lenguaje se enfoca en el verbo y el sustantivo, el silencio impera no solo por la vida monacal que se describe sino también por la ausencia de diálogos. El chico observa, palpa las telas y objetos de la vida monacal, respira y se adormece en el aire del claustro y su rutina, y mientras tanto una mente inocente y ávida de experiencias se despliega ante nosotros con todo lujo de detalles:

“Me daba la sensación de que, en el cielo, el fragor de las estrellas aumentaba sin mesura: planos completos del espacio iban a la deriva, su corrimiento trituraba firmamentos, mientras Dios era presa de la angustia ante lo ilimitado. «En otros tiempos —me parecía oírlo vociferar en silencio en el espacio—, Yo era una libérrima y magmática papilla que hacía estragos en lo increado, hasta entonces intacto. ¿Qué le ha ocurrido a mi mente? Una idea jamás concebida y que, sin embargo, estalló. El límite se rebasó por primera vez, se desbordó, cuando envié a mi hijo a la Tierra. Así que esta vez me encarnaré en un bacilo.”