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Juan Muñoz: «Todo lo que veo me sobrevivirá»

por Maica Nois

(Sala Alcalá 31. Madrid. Del 14 de febrero al 11 de junio de 2023)

Las salas del emblemático edificio de Antonio Palacios (1935) que fue sede del Banco Mercantil e Industrial y que desde 2002  (remodelado) depende de la Comunidad de Madrid como Consejería de las Artes en su línea sobre arte contemporáneo, se viste de gala para inaugurar en conmemoración el 70 aniversario del nacimiento del artista Juan Muñoz.

Organiza la exposición la Subdirección General de Bellas Artes a través de la Dirección General de Promoción Cultural en la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte bajo el comisariado de Manuel Segade, actual director del Museo Centro de Arte Dos de Mayo. Lluis Alexandre  Casanovas, arquitecto, es el responsable del diseño del espacio. La exposición pasará desde el 17  (día del cumpleaños del artista) de junio de 2023 al 7 de enero de 2024 a las salas del Museo CA2M (Móstoles) bajo el título “En la hora violeta” tomado del poemario La tierra baldía de T.S.Elliot.

El título en la sala Alcalá 31  “Todo lo que veo me sobrevivirá” corresponde con una cita de la poeta rusa Anna Ajmátova  que figura recogida en uno de los cuadernos de la preparación de su última exposición en la Sala de Turbinas de la Tate Modern en Londres, titulada Double Bind (Doble vínculo) . Dicha exposición, que estaba siendo mundialmente alabada, correspondía a la época del fallecimiento del artista que estaba en un momento fulgurante de su carrera ya que era el primer artista español invitado a intervenir en esta prestigiosa  sala.

Juan Muñoz –nació en Madrid en 1953 y falleció durante sus vacaciones estivales familiares  el 28 de agosto de 2001 en  Santa Eulària des Riu  de la preciosa isla de Ibiza por un fulgurante aneurisma de esófago con rotura de arteria a los 48 años de edad. Casado con la también prestigiosa y reconocida  artista Cristina Iglesias de la que opinaba el escultor “es una de las dos o tres personas que siempre tomo en serio” dado que sus opiniones y trabajos eran influyentes para él. El sorpresivo fallecimiento desmembraba a un bella familia con sus dos hijos Diego y Lucia. Lucia en la actualidad dirige The Estate of Juan Muñoz-el legado de su padre.

La última y prestigiada exposición del artista en la Tate Modern en Londres no sólo fue el cenit de su producción sino que constituyó un hito en la historia del arte contemporáneo español. Esta exposición rescatada en el 2017 está instalada y puede verse hasta 2027 en Lleida en una nave de la Fundación Sorigué.

Ningún artista en las últimas décadas históricas había alcanzado tal notoriedad internacional.

Esta muestra recorre la última década de trabajos y está concebida a modo de de una “instalación de instalaciones”. La sala Alcalá 31 en su representación sobre sí mismo es un teatro barroco por la singular arquitectura de Antonio Palacios en lo que se convierte gracias a su doble altura y multiplicidad de puntos de vista.

Es desde mediados de los años 80 cuando Juan Muñoz se implica en la recuperación de la figuración en la escultura y paulatinamente en la dimensión instalativa y la evocación  arquitectónica lo que llevó su trabajo a una escala cada vez más monumental. Al mismo tiempo sus obras se volvían también psicológicamente más complejas. Esa teatralidad en la que el espectador accedía a una exposición sabiéndose a destiempo, como si hubiera llegado demasiado pronto o demasiado tarde en esa obra que se le representaba. La multiplicación del número de figuras y de los recursos espaciales dio paso a una relación existencial entre exposición y realidad en la que los visitantes se sientan como los personajes protagonistas de una trama emocional donde está el artista narrador.

Así “Dos centinelas sobre suelo óptico” (1990) recibe a los espectadores en una ansiedad barroca. Uno de ellos en actitud de reposo y el otro en actitud de marcha. Utiliza por primera vez el recurso del suelo óptico en 1986 para dar esta sensación de teatralización que o llevaría a incrementar la escala de sus piezas en relación con la arquitectura. Para pasar a tres figuras enrolladas en alfombras que comparten una situación ambigua con sus cuerpos en consistencia de muñecos de trapo fuera de escala.

El espacio central culmina en “Plaza”(1996) en una congregación de 27 personajes asiáticos que socializan a través de una risa compartida. Corresponde a la instalación coral que fue concebía para el Palacio de Velázquez en la exposición que le dedicó el Museo Reina Sofía en 1996 y que regresa a Madrid por primera vez.

En los pasillos de las galerías superiores, complementan con fragmentos decorativos que señalan umbrales, figuras que contemplan su reflejo enmascarado en un espejo, tentetiesos que vigilan, un coche accidentado que guarda una inquietante arquitectura en su interior, armarios que permiten acceder a todo un vocabulario escultórico en miniatura. “La corda a la boca”(1997) es un homenaje a un trapecista que a finales del siglo XIX había cautivado a Degas al elevarse del suelo sujetando su cuerpo a una anilla con la boca.

Es todo una oscilación entre la realidad y la ficción o como el reflejo en un espejo la realidad no es más que una modalidad de la representación. Su obra adquiere un carácter narrativo al romper los limites de la escultura tradicional puesto que invitan al espectador a relacionarse con ellas. Estas esculturas generalmente monocromáticas, gris plomo o color cera, se realizan principalmente en papel marché y resina, quizás la ausencia de color dado su daltonismo.

Entre dos siglos el trabajo de Muñoz es un puesto de avanzada y surge una pregunta inmediata “¿hasta dónde hubiera llegado?” desde su taller de trabajo en Coslada en la fundición Magisa en los que siempre supo quién era y qué tenía que hacer.

Su gran y profunda preparación cultural. Sus estudios en Inglaterra en el Croydon  College y en la Central School of Art and Design (donde conoció a su esposa Cristina Iglesias) y posteriormente  en Estados Unidos  con su beca Fullbright en el prestigioso Institute Pratt Centre  (centro privado de arquitectura, diseño interior y diseño industrial) de Nueva York.Ya en su primera exposición en 1984 en la galería Fernando Vijande de Madrid obtiene sus primeros reconocimientos a los que entre otros se le concede el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2000 siendo considerado como escultor, escritor,  y creador de artes auditivas en las que produjo algunos trabajos para radio entre ellos con el compositor británico Gavin Bryars (1980) “A man in a room” que fue emitido en piezas de diez segmentos de cinco minutos.

“El poeta del espacio” que descubre el modernismo en un aspecto clave de su futura obra en la que introduce el elemento narrativo en sus instalaciones en las que nos preguntamos sobre la relación que las figuras tienen entre sí, qué es lo que quieren contarse o no pueden contarse y ¿cuál es el rol de cómo espectador se espera de nosotros?

En definitiva estaremos con estas dos exposiciones, en dos escenarios consecutivos, ante un Juan Muñoz el de siempre, vinculado al barroco español y un artista internacional de reconocimiento en toda su trayectoria.