María Pilar Venegas: «La alegría de la luz y del color (2019-2022)»
por Maica Nois
(Sala de Exposiciones del Auditorio Joaquín Rodrigo en Las Rozas, Madrid. Del 6 al 25 de mayo de 2022)
La crítica de arte Julia Sáez-Angulo, vicepresidenta de la Asociación Madrileña de Críticos de Arte, AMCA, y miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, AICA/Spain, ha escrito en el catálogo:
“María Pilar Venegas realiza una notable pintura figurativa, que no realista, de la que ha preparado una exposición con la obra llevada a cabo durante el último año en curso 2019-20. Un total de 36 cuadros que ponen de manifiesto la maestría de la autora en todos los géneros pictóricos: figura, paisaje, retrato, bodegón, naturaleza muerta… No importa el género, lo que interesa es la cualidad y calidad de su pintura al óleo, que se gesta en el dibujo y se plasma en el color con pincelada suelta, hasta generar gozo y alegría en la obra y en la autora. De ahí el título de la exposición: La alegría de la luz y del color.
A partir de estos datos informativos, solo caber recrearse en los paisajes del monte de El Pardo, geografía en la que reside; en el hayedo de la Pedriza a la altura de Riaza; en las tobas o cardos de El Toboso, localidad cervantina donde se encuentra el Museo de Pintura María Pilar Venegas; en las marinas de Garrucha, Almería, donde veranea la pintora; en los molinos de viento de Mota del Cuervo; en los reflejos del agua en los estanques; en los verdes sucesivos de la Alhambra y el Generalife en Granada … Pintura y vida se imbrican en esta autora, que hace de su vivir, pintar, o viceversa. El verde es un color que me encanta para todo, para pintar o para vestir, confiesa la pintora.
Al lado están sus polípticos de flores, el mejor motivo y pretexto para aplicar el color del óleo y así vemos cuadros de formato cuadrado (40 x 40 cm) con alegrías, pelargonios, camelias, hortensias, clivias, hibiscos, rosas… Todas ellas, flores individuales y solitarias que se agrupan en el montaje de a cuatro, para lucir orgullosas su belleza artística, porque ya sabemos que la Naturaleza imita al arte.
Podemos pasar a los retratos, que para algunos críticos de arte es la naturaleza más viva y la piedra de toque, donde se faja de veras el pintor. Como otros artistas del pincel, M. Pilar Venegas recibe encargos de hombres y mujeres de empresa o sociedad, para retarse a sí misma con la realidad del modelo y la resolución pictórica. Los niños tienen un apartado singular en su trayectoria y de ello da fe el boca a boca de sus coleccionistas.
Dentro de la figura destaca el arte sacro, siempre por encargo, y recientemente, la pintora ha llevado a cabo un gran cuadro con la representación de Sor María del Sacramento, religiosa concepcionista, para la parroquia de El Toboso, que hiciera exclamar a Don Quijote: Con la iglesia hemos topado, Sancho, ante su monumentalidad que permitía verla desde lejos en el paisaje manchego. M. Pilar Venegas lleva un rol-up de ese gran cuadro (250 x 150 cm). Actualmente la autora está pintado otro cuadro de gran formato sobre el franciscano Román Guillén Argudo para la misma sede. Siempre me ha interesado el Arte Sacro, disciplina que también estudiamos en Bellas Artes, cuenta la autora”.
También los animales, sobre todo domésticos, tienen su propio retrato. Por ello veremos en la exposición la pintura de una hermosa gata blanca, con ojos y mirada de diosa, que responde a la mascota de una persona que la adora.
Muñecos y juguetes se suman con su alegría y color al rico y variado repertorio de la muestra.
Finalmente, están las composiciones, que la pintora prepara antes de abordar el lienzo con la paleta y el pincel. Así veremos la composición de vidrios de Castril o damajuanas de otros lugares; instrumentos varios de música que la pintora colecciona; utensilios para la crianza del vino… Solo pinto lo que está cerca de mis ojos, explica.
Buena parte de estos cuadros irán después al Museo de Pintura de María Pilar Venegas en El Toboso, pueblo cervantino por excelencia, donde la pintora muestra su fecunda obra, realizada a lo largo de varias décadas. La pintura es su pasión, por la que ha recorrido lugares en busca de paisajes y dedicado horas en la soledad del estudio. Para ella no hay más gozo, que la alegría de la luz y del color que se condensan en el cuadro. Una pintura de pincelada suelta para el disfrute de la mirada.