Parade y su deriva sentimental
por Xavier Valiño
La deriva sentimental es el nuevo disco de Parade, una colección de 11 temas de Antonio Galvañ, al que suma “Josephine”, la versión de Stephin Merritt. En algún caso cuenta con su propia voz y la de sus compañeros habituales (Eduardo Piqueras, Eva Plaza, Jesús Galvañ y María Galvañ).La principal novedad es que en todas cuenta con el acompañamiento de vocalistas invitados, espíritus afines como (por orden de aparición) Teresa Iturrioz de Single, Jaime Cristóbal (Souvenir, J’aime), Charlie Mysterio, Las Kasettes, Kikí d’Akí, Alberto Montero, Marc Ribera y Laura Antolín de Doble Pletina, Alondra Bentley, Lidia Damunt, Teresa Jimeno de Espanto, Guillermo Farré (Wild Honey) y Paco Tamarit (Serpentina, Cápsula de Sueños). Le pedimos a su autor que nos explique cada una de las canciones, cómo se la imaginó cuando compuso sus textos, y aquí están sus palabras.
“Letras, canciones, literatura”: “Lugar: El Studio One de Abbey Road. Siete músicos en círculo y en el medio Teresa Iturrioz y una caja de ritmos Roland Tr-808. Empieza la canción con el piano eléctrico y en un momento dado se para la introducción y Teresa le da al play de la 808. Ella comienza a cantar sobre lo difícil de mantener el amor y los instrumentos van entrando poco a poco, con suavidad y mucho swing. El vibráfono mantiene una melodía repetitiva en el estribillo. En un momento dado, a mitad de la canción, los músicos se miran y deciden entrar todos juntos: la batería sustituye a la caja de ritmos y el sonido se hace más orgánico. Siete personas tocando juntas y disfrutando de hacer música, los coros subrayando la incapacidad crónica de la cantante para amar. El estudio uno de Abbey Road. Para mí eso es el paraíso”.
“Esa música”: “Tenía la canción terminada desde hace un par de años, pero me costó mucho darle el enfoque correcto. Hice alguna tentativa que terminó fructificando en maqueta, pero seguía sin estar contento con la producción. Encontré la solución mezclando dos tipos de elegancia: la de Fletwood Mac de finales de los setenta y la Prefab Sprout de mediados de los ochenta. Salvando las distancias, ese fue el modelo a la hora de dar un acabado que me dejara satisfecho. Después, Jaime Cristóbal puso la guinda con unas guitarras preciosas a lo Chris Isaak que le dan el punto definitorio a la canción. Yo tenía claro que esta canción sobre canciones de la adolescencia tenía que ser el primer single”.
“Ruido de motor”: “Cuando estaba mezclando con Guille Mostaza en Álamo Shock le contaba cómo iban musicalmente las canciones con un binomio de palabras. Esta en concreto respondía a ‘Suicide en una iglesia’. Un ambiente repetitivo, solemne, muy ambiental de una canción que habla sobre la obsesión. En este caso el miedo al silencio, el amor por el ruido tranquilizante de un motor en movimiento. El ruido que te arrulla. Tuve claro desde el principio que la canción era ideal para Charlie Mysterio y su interpretación susurrada es magistral”.
“Por un sol si do re fa”: “La canción tiene un toque Bo Diddley que me encanta, ese riff de guitarra complementado con el aliento africano de los tambores de la batería. Este aspecto retro le va muy bien a Las Kasettes, que hacen una interpretación redonda con unos coros que me recuerdan a las Bangles de “Walk Like an Egyptian”. En principio no estaba pensada para que cantara yo, pero Las Kasettes me dejaron ese hueco de forma muy inteligente y es la única canción del disco que se puede decir que compartimos voces principales. Las dos partes de la canción quedan así diferenciadas y complementadas. En cuanto a la letra, habla de los momentos tempranos de hacer canciones, cuando una palabra, un acorde o un sonido en concreto te tiene en vilo durante horas, días o semanas. No duermes por un sol si do re fa”.“Camino”: “Esta canción responde al binomio ‘Yazoo en San Remo’. Así es como se la expliqué a Guille en Álamo shock. Tiene una estructura clásica que va subiendo de tono casi en cada estrofa, y una producción muy techno pop de principios de los ochenta. Cuando pensé en quién podría cantarla, muy pronto me di cuenta que la candidata ideal era Kikí d’Akí, que tiene completamente dominado ese toque majestuoso y atemporal que le hacía falta a la canción. Lo borda. Al final, para subir un poco más la intensidad pusimos unos coros que son como si parte del ejército ruso nos acompañara. El toque San Remo para acabar en alto la canción”.
“Contigo en un incendio”: “Es una de las últimas que elegí para el disco. En principio iba a tener 11 canciones, pero Guille Mostaza (que tiene un máster en leyes del pop) me indico que ese número tan impar era imposible para un disco, je, je. Coincidió que vi un concierto de los Guru Zakun Kinkones en el Tulsa de Valencia y pude conocer a Alberto Montero. Empecé a dar vueltas a la idea de utilizar una canción que tenía abandonada y me dije que igual en la voz privilegiada de Alberto podría funcionar. Dicho y hecho. Se lo propuse y aceptó, me siento muy afortunado. Era una canción de piano y voz muy sentida que él me señaló que le recordaba a lo que hacían algunos cantantes argentinos de los setenta. El resultado fue excepcional. Su voz y sus coros la convierten en un punto esencial del disco, delicado y emocionante”.
“Josephine”: “Llevo muchos años dándole vueltas a esta canción, una de mis favoritas de Magnetic Fields. Hice una letra en castellano hace 10 años y la tocamos en directo alguna vez, pero no nos funcionaba, por lo que estuvo aparcada bastante tiempo. Hace un par de años encontré una manera de tocarla con solo el acompañamiento del piano y la caja de ritmos y esta vez me gustó mucho cómo quedaba. Tenía muchas ganas de que apareciera en el disco y se lo propuse a Alondra Bentley, que fue a casa a grabar las voces. Con ella cantando, todo resultó muy sencillo, tiene una voz increíble, la grabamos en un par de horas y el resultado es espectacular”.
“Yo me enteré”: “En el principio, esta canción era puro Magnetic Fields, con solo tres acordes, los mismos para estrofa y estribillo. Hice una maqueta a piano y voz que me gustaba bastante y se la mandé a Marc Ribera y a Laura Antolín de Doble Pletina. Les encantó y me mandaron sus voces y sus coros sin esperar a tener nada más. Es una canción sencilla que contrasta perfectamente con la anterior, dando la réplica ligera a la intensidad de ‘Contigo en un incendio’. Tenía claro que debía abrir la segunda cara del disco”.“Yoli pendenciera”: “Esta canción sobre una mujer guerrillera postapocalíptica solo la podía cantar Lidia Damunt, que le da el toque entre enfadado y divertido que requiere la canción. La primera versión no tenía guitarras y se quedaba un poco pobre, pero con la ayuda de Eduardo Piqueras conseguimos que funcionara totalmente, usando la guitarra acústica en la primera parte (más calmada y electrónica) y la eléctrica en la segunda (más orgánica y funk). Es un tipo de canción que a mí me gusta mucho, pues va creciendo poco a poco hasta que explota en la parte intermedia. Me encanta ese final con las guitarras punteando, el bajo saltarín y los coros”.
“Manzanas para dos”: “Esta canción es una especie de nana envenenada donde la protagonista no huye de los monstruos, sino que acude a reunirse con ellos muy valiente y alegremente. El Bosque del Terror es su campo de juegos, el siniestro enterrador su acompañante. Es engañosamente sencilla y encontré en Teresa Jimeno, de Espanto, a su intérprete ideal. Seguí el consejo de Teresa y Luis y dejé como base la maqueta, que nos gustaba mucho a todos como había quedado. Añadimos unas guitarras muy Los Lobos que tocó Eduardo Piqueras y conseguimos redondear el resultado tenso y oscuro de la primera grabación”.
“Películas”: “Hay muchas veces que nos gustaría que la vida fuera como en las películas, con una trama clara y un final feliz. No es la primera vez que escribo sobre esto, pero las otras veces no conseguí que funcionara. Aquí sí, esta es una experiencia entre psicodélica y electrónica que tuve claro desde el principio que la cantaría Guille Farré de Wild Honey. Muy densa respecto a los arreglos, la voz clara de Guille nos guía entre el maremágnum de sintetizadores. En esta canción hace coros María Galvañ, doblando a la voz principal en el estribillo”.
“Cayendo hacia el sol”: “Para terminar, una canción sobre flotar en el espacio. Cuando después de mucho dudar consigues finalmente decidirte, algo falla y te encuentras haciendo balance de tu vida porque caes lentamente hacia el sol. Vaporosa y electrónica, la voz que mejor se adaptaba a esta canción era la de Paco Tamarit (San Francisco, Serpentina) que me dijo que era 100% Parade. Su falsete (el mejor que he escuchado desde Smokey Robinson) es el elemento que le da definición al sentir del protagonista, entre la desdicha y la resignación. El final, que se pierde poco a poco entre la reverberación de las estrellas, es también el final del disco”.