Discos
por Xavier Valiño
LA BIEN QUERIDA: Brujería (Elefant)
Ha ido avanzando sin mayores sobresaltos, a partir del destello que supuso su debut Romancero hace diez años. Ana Fernández-Villaverde llega a su sexto disco cantando de nuevo al amor, a partir en este caso del libro Ángeles Fósiles de Allan Moore que dice que “el arte es magia y la magia es arte”, al que bien podría completar Paracelso cuando decía que “todas las cosas son veneno y nada es, sin veneno”
Este embrujamiento viene envuelto en colaboraciones de J (Los Planetas; tienen pendiente un disco juntos), Diego Ibáñez (Carolina Durante), y su ex David López, bajo la producción de Carlos René (Axolotes Mexicanos) y hermosas canciones que suenan a vals (“Te quiero”), My Bloody Valentine (“Morderte”), The Cure (¿Qué?), M83 (“Me envenenas”) o sonidos más castizos (“La fuerza”).
THE BEATLES: Abbey Road – 50 aniversario (Universal)
Durante muchos años no hubo nada nuevo en el universo Beatle. Había respeto, incluso temor, a abrir el melón. Cuando se decidió hacerlo, con las versiones de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band o White Album, ya no hubo posible vuelta atrás. Lógicamente, llegado el quincuagésimo aniversario de la edición de Abbey Road, tocaba hacer lo propio.
Lo primero son los 17 temas conocidos remezclados por Giles Martin, digno sucesor de su padre George (quien grabó las tomas originales): por fin suenan coros que no se escuchaban antes (“Oh! Darling”), las guitarras tienen más presencia (“Octopus Garden”), las armonías están más presentes… Y, por supuesto, hay que sumarles esas 23 grabaciones de las sesiones, maquetas, el libreto con fotos inéditas y un texto agradecido… Ineludible.
PARADE: La deriva sentimental (Jabalina)
Lo de Antonio Galvan es el trabajo de un orfebre, de un artesano que va montando sus canciones nota a nota, palabra a palabra, demostrando en el resultado final de sus ocho discos hasta ahora el amor que les pone a sus creaciones. La deriva sentimental, su noveno disco, no iba a ser distinto, pero hay elementos en él que lo hacen un tanto diferente.
Lo más evidente, las colaboraciones: Teresa Iturrioz, Charlie Mysterio, Kikí d’Akí, Alondra Bentley o Lidia Damunt ponen sus voces a la causa de unos temas que suenan lustrosos en su producción (aunque algunos tienen la maqueta como base) y que hablan como libros abiertos de la devoción de Galvañ por la música y nombres como Prefab Sprout, Fleetwood Mac, Suicide, Bangles, Bo Diddley, Yazoo, Charly García, Los Lobos, Smokey Robinson…
LEÓN BENAVENTE: Vamos a volvernos locos (Warner)
Después de foguearse en varios proyectos, deslumbraron con dos discos categóricos, su debut homónimo (2013) y 2 (2016), que acompañaron de conciertos incendiarios y personalidad a raudales. En su tercer álbum, más que esperado, ya compone todo el cuarteto, y no solo Abraham Boba y Luis Rodríguez como hasta ahora.
Y no decepciona. Aunque ahora suenan menos afilados (algo que permanece en las contundentes “Ayer salí” o “Disparando a los caballos”), no dejan de radiografiar en sus textos la insatisfacción y el hartazgo con la política, el estado de precariedad social y la frustración con las nuevas tecnologías. Todo ello se transforma en sus manos en despecho frente al hastío, invitando a la subversión por no sucumbir a la derrota y logrando emocionar a partir de lo cotidiano.
BELLE & SEBASTIAN: Days of the Bagnold Summer (Matador-Popstock!)
Habrá que esperar al año que viene para poder ver esta película que habla de unas vacaciones truncadas de un adolescente amante del heavy metal que acaba pasando el verano con la persona que menos le apetece en el mundo: su madre. Basada en un cómic de Joff Winterhart del 2012, Belle & Sebastian le han puesto banda sonora, que editan de antemano.
En ella incluyen once canciones, entre ellas revisiones de sus ya clásicos “I Know Where the Summer Goes” y “Get Me Away from Here I’m Dying”. Como el resto del disco, su tratamiento es más acústico y reposado de lo que venía siendo habitual en sus últimos lanzamientos, con lo que queda claro que no es tan complicado para el grupo volver a evocar aquel pop de cámara que ganó el corazón de una generación hace 20 años.
IGGY POP: Free (Lomavista/Caroline-Musicasusual)
Se abre el álbum con el tema homónimo y parece que estemos escuchando a la Marianne Faithfull de los 80, en concreto del disco Strange Weather. Esa sensación se repite en pasajes atmosféricos como “Page” o “We Are the People” o al final de “Glow in the Dark”. Por suerte, no es lo único. A sus 72 años, y después de un álbum rockero como Post Pop Depression con Josh Homme (Queens of the Stone Age), la Iguana ofrece un disco menos previsible.
Está también la influencia de su anterior trabajo, el afrancesado y jazzy Après (2012). Pero lo que lo diferencia de cualquier otra cosa a la que pueda evocar es la voz de Pop, que recita, reflexiona o entona con gravedad, llevándolo todo a una dimensión más sombría. No será imprescindible, pero se agradece mucho la franqueza.