Restaurado“El Vientre Del Observador”, de Urzay
por Alberto López Echevarrieta
El vientre del observador, una de las obras más icónicas del Museo de Bellas Artes de Bilbao acaba de ser restaurada recuperando de esta forma la brillantez y la vivacidad de los primitivos colores, perdidos principalmente a causa de la luz. La operación ha sido llevada a cabo por el Departamento de Conservación y Restauración de la pinacoteca vasca dirigido por María José Ruiz-Ozaita, con la ayuda de Estudios Durero y el patrocinio de Iberdrola.
El trabajo fue un encargo que la pinacoteca bilbaína le hizo al artista local Darío Urzay en 2001. Consta de dos piezas de gran formato rectangular subtituladas Umbral de atención y Afterimages, y ambas pertenecen a la serie Pinturas negativas. Cada una de ellas está ahora desplegada en cuatro paneles y responde a las investigaciones del artista en torno a la fotografía y la pintura.
“Estas obras se asemejan a una piel llena de capilares o de tejido orgánico, como si el espectador se adentrara en un mundo microscópico agrandado hasta lo monumental. Los juegos producidos por el azar de la mancha de color, una estrategia empleada por artistas del expresionismo abstracto, son sustituidos por procedimientos digitales, realizados por ordenador”, según el análisis realizado por Silvia García Lusa.
Con el paso del tiempo, los colores originales se fueron degradando planteándose un espectacular plan de restauración.
“No era trabajo fácil, porque los materiales que se utilizaron originalmente no fueron los habituales. Eran mezclas híbridas muy difíciles de repetir, pero finalmente hemos conseguido el efecto traslúcido que quería el propio artista”, según Ruiz de Ozaita.
Urzay ha mostrado su satisfacción al contemplar el estado en que ha quedado su obra: “Siempre quise atisbar en el futuro mediante esta técnica que recuerda en cierto modo el sistema fotográfico antiguo, cuando se obtenía la imagen en un negativo que luego se positivaba. Yo utilicé enormes cristales sobre los que pintaba para luego conseguir el efecto de un revelado metafórico, no de cuarto oscuro. Sin embargo, creo que la obra tiene mucho de Monet, Ruiz Balerdi y del mismísimo Ribera”.
La restauración ha dado origen a una nueva ubicación del conjunto artístico. Su instalación, frente a las cristaleras de la fachada y la sugestiva iluminación que posee, permite una interesante visión desde la Plaza del Monumento a Arriaga, sobre todo en la nocturnidad. Todo un acierto.