Hisham Matar: «El regreso»
por Mercedes Martín
Salamandra, 2017
En su libro El regreso, Hisham Matar narra su vuelta a Libia tras el derrocamiento de Gadafi en 2012, después de treinta y tres años en el exilio. No es su primer libro sobre Libia y las consecuencias que trajo para su familia la dictadura de Gadafi. El libro viene tras títulos que hablan por sí solos: Solo en el mundo (2005), finalista del Man Booker Prize, e Historia de una desaparición (2010). Este libro, El regreso, acaba de ganar el Pulitzer 2017 en el apartado de biografías y autobiografías.La historia personal de Matar se entremezcla con la Historia de su país con mayúsculas en 1990 porque su padre decide luchar contra el régimen de Gadafi, pero es secuestrado por la policía secreta egipcia y entregado al dictador y sus verdugos. Antes de marchar sin remedio hacia su destino, su padre, Jaballa Matar, llama a Hisham y le dice que quizá no vuelvan a verse, pero que, pase lo que pase, siga con su vida, que no vaya a buscarle. Por voluntad propia, va a convertirse en un mártir y su familia no puede hacer nada.
No es improbable que Jaballa Matar muriera en el exterminio que se llevó a cabo en la prisión de Abu Salim en 1996, que acabó con la vida de más de mil presos y que denunció Human Rights Watch. Pero eso no se sabrá nunca. Frente a la duda, la vida cotidiana de Matar se convierte en un infierno: se refugia en sus proyectos en Nueva York o en Londres, se casa, escribe dos libros… Pero cada placer de su vida se convierte en un bocado difícil de tragar.
Cuando tienes que decidir entre rescatar a tu padre o vivir tu vida, ¿qué elegirás? El autor optó por lo segundo y toda su vida se echará en cara su decisión y se cuestionará su propio valor y coraje. Se convertirá en un hombre convaleciente al que ponen la mano en el hombro y tratan con cuidado. No es extraño: en total pasaron veinte años sin saber si su padre seguía encerrado en la terrible prisión de Abu Salim, en una celda que su padre describió en dos cartas como unos simples muros, un colchón raído y una ventana colocada a tres metros sobre el suelo.Sin embargo, dos años antes del inicio de la primavera árabe, Hisham Matar consigue reunir el valor suficiente para iniciar una campaña para liberar a los presos políticos, entre ellos, su padre y buena parte de su familia. Será lo único de lo que sentirse orgulloso. De las cárceles libias salen algunos parientes, su padre no está entre ellos.
¿Cuáles son las consecuencias de semejante tortura para la salud mental y vital de las personas? Podemos ver las consecuencias en su escritura: el narrador disecciona sus actos y sus emociones, también los de los que le rodean de manera obsesiva, como si manejara un bisturí, porque detrás de cada tono de voz, de cada expresión, está el dedo que lo acusa. Nos impacta por ejemplo la descripción de ese momento en que el narrador, que camina por una calle de Nueva York, se arrodilla a mirar por una alcantarilla:
“Pasé por encima de una rejilla en la acera. Debajo había un espacio apenas lo bastante alto para contener a un hombre de pie y desde luego no lo bastante amplio como para permitirle tumbarse. Una honda caja gris en el suelo. No tenía ni idea de para qué servía. Sin darme cuenta, me encontré de rodillas mirando. Por más que lo intenté, no pude ver una trampilla, una tubería, cualquier salida. Me superó de repente. Lloré y me oí llorar.”