“Romeo y Julieta”, la cumbre del romanticismo
por Alberto López Echevarrieta
Palacio Euskalduna, de Bilbao, 19, 22, 25 y 28 de noviembre de 2011
La archiconocida tragedia de William Shakespeare Romeo y Julieta ha servido de base a numerosos trabajos literarios, musicales, teatrales y cinematográficos, debido principalmente a lo extrapolable que resulta su argumento. En el terreno operístico baste citar las versiones de Frederick Delius, Georg Benda y, sobre todo, Charles Gounod, amén de la labor realizada por Tschaikowsky cuya fantasía-obertura bien pudo haber sido el punto de partida de otra obra dramática.
ABAO (Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera) estrena una versión del trabajo de Gounod con el protagonismo de José Bros y Patrizia Ciofi con una notable producción internacional y la dirección musical de Josep Caballé-Domenech, que debuta en la capital vasca.
El autor
Siendo apenas un niño, Gounod (1818-1893) ya soñaba con su futuro musical. Los primeros contactos con el pentagrama los tuvo cuando su madre, pianista profesional, le sentó ante un teclado. A los 18 años ingresó en el Conservatorio de París donde sus profesores, Halévy y Reicha, ya notificaron el talento del alumno. En 1839 entró en posesión del Gran Premio de Roma, capital en la que se entusiasmó con la música de Palestrina y el encanto de la Capilla Sixtina.
Según relata en sus memorias, el encuentro que tuvo en Leipzig con Mendelssohn fue decisivo en el giro que dio a su obra pues significó una aportación de gravedad y profundidad en sus composiciones que le distinguieron de otros compositores galos contemporáneos.
Fue un hombre muy religioso, a punto de sacerdocio, y con profundos estudios de Teología. Se interesó mucho por la música religiosa derivando hacia la ópera a partir de Sapho, su primer título fechado en 1851. Romeo y Julieta y Mireille fueron muy populares, pero nunca tanto como Fausto, su obra cumbre.
Ejerció una gran influencia en la música francesa, sobre todo en autores como Massenet, Bizet y Frank gracias a su gran invención melódica y al encanto lírico que poseían sus composiciones, algunas de ellas modélicas en su género, como la admirada canción Ave María, una meditación sobre el Preludio en do mayor de Bach.
La obra
En el prólogo y cinco actos de que consta Romeo y Julieta se narra la incomprensión de dos familias ante el amor que surge entre sus hijos y que acaba en tragedia. Ambos amantes mueren porque saben que su proyecto de futuro, la felicidad de ambos, es imposible de realizar. Shakespeare situó semejante argumento en Verona en el siglo XIV, si bien el tiempo transcurrido desde que la escribió (1594 – 95), ha demostrado que el tema por inmortal ofrece un material con muchas posibilidades de desarrollo melodramático y resolución sentimental. El cine posiblemente ha sido el arte que ha dado más versiones en tiempos distintos. West Side Story, es un ejemplo.
La ópera que nos ocupa fue compuesta por Gounod en 1866 con libreto de Jules Barbier y Michel Carré. No hace falta ser un lince para reconocer en ella las influencias que ejercieron en el autor de la partitura musical sus venerados maestros, Gluck y Mozart. Ya en su estreno del 27 de abril de 1867 en el Théâtre-Lyrique de París, sobresalieron algunos de sus números que siguen siendo ejemplares, como Allons, jeunes gens! (Vamos, jóvenes), el vals de Julieta Je veux vivre (Quiero vivir) y el enternecedor final Viens, fuyons au bout du mond (Ven, huyamos al fin del mundo).
La versión
La interpretación que en esta ocasión se hace de la ópera tiene producción de la Opéra de Lausanne, la Opéra Royal de Wallonie y Liège y la Opéra de Marseille con Arnaud Bernard como responsable de escena y el debut en Bilbao de Josep Caballé-Domenech como director musical al frente de la Orquesta Sinfónica de Navarra.
Son protagonistas el tenor barcelonés José Bros cuyos registros de tenor han sido reconocidos en los grandes escenarios del Coven Garden, la Scala de Milan y la Staadsoper de Viena, entre otros. Académico de la Real Academia de Ciencias, Letras y Artes de San Fernando (Cádiz) es uno de los valores más importantes que tiene la ópera española en este momento. Junto a él la soprano italiana Patrizia Ciofi, galardonada en 2005 con el Premio Emy por la extraordinaria grabación que realizó de Las bodas de Fígaro a las órdenes de René Jacob. Ciofi, mujer de extraordinaria belleza y esposa del director de orquesta Luciano Acocella, se confirma como una de las Julietas ideales de la escena actual.
Junto a esta pareja intervienen Roberto Tagliavini, Mary Ann Stewart, James Creswell, Daniel Belcher, Jon Plazaola, Itxaro Mentxaka, Fernando Latorre, Axier Sánchez y Alex Sanmartí. Todos ellos acompañados por el Coro de Ópera de Bilbao que dirige Boris Dujin.