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Discos

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Mdou Moctar, por una nueva justicia

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Discos

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Mayte Martín: “La espiral del silencio”

por Redacción

(Idea-Aguerre Editorial)

La Librería-editorial Diwan, e Ibérica Libros han presentado el libro “ La espiral del silencio” de la escritora Mayte Martín Martín. Han participado Carmen  Campuzano Medina, historiadora y traductora, la propia autora de la obra y la colaboración de Julia Sáez-Angulo, periodista y directora de La Mirada Actual. Actuó como moderadora Teresa Pereira Rodríguez, licenciada en Historia Moderna y Contemporánea (UAM).

De Julia Sáez Angulo se leyó el siguiente texto:

Matar al mensajero es siempre lo más fácil. Una costumbre ancestral que eliminaba al portador de malas noticias o más bien de noticias que no gustaban porque no favorecían al receptor.

Eliminar al periodista que informa sobre acontecimientos que van en contra de los propios intereses, sobre todo crematísticos, es un fenómeno más reciente y se da fundamentalmente en los campos mafiosos de los intereses del tráfico de drogas, trata de blancas, tráfico de armas, blanqueo de dinero, extorsiones, coacciones o noticias políticas determinadas. Hay grupos políticos gubernamentales o terroristas y grupos guerrilleros que actúan también como núcleos de intereses, que no tienen inconveniente alguno en asesinar a los periodistas que informan en contra de sus conductas y actividades crematísticas o ideas político-pasionales, lejos de la democracia.

El periodismo de investigación de estos campos de intereses: droga, prostitución, extorsiones, información política conlleva una peligrosidad evidente para los profesionales informadores de los mismos.

Uno de los casos más conocidos es el de Anna Stepánovna Politkóvskaya una periodista rusa nacida en Estados Unidos y con ascendencia ucraniana, se formó como activista por los derechos humanos reconocida ante su oposición al conflicto checheno y a las políticas del presidente ruso Vladímir Putin.​​ Fue asesinada el 7 de octubre de 2006 en Moscú. Una mujer valiente que mereció los premios Olof Palme y el de Hermanos Scholl. Y no era ella sola la perseguida, pues dejó dicho: “una persona puede ser eliminada por proporcionarme información”.

Así surge la omertá, la espiral del silencio en torno a un asunto, porque es peligroso y no conviene que se hable de ello. Es así como se pudren determinadas comunidades o sociedades, que llegan a convivir con su enemigo, como ocurre con los campesinos que se alían al narcotráfico o se someten a la guerrilla, o los pueblos y ciudades que se someten a los terroristas. En España sabemos de esto, y aislar a los disidentes, cuando no exterminar al informador que trata de indagar y a sus fuentes de información, es una realidad palpable, incluso en las secuelas actuales. Una novela como Patria, de Fernando Aramburu, ha puesto de manifiesto el soterrado engranaje de exclusión y muerte de ciudadanos que no pensaban como el agente exterminador, capaz de contar con el apoyo inmoral de una sociedad hecha de fanatismo y silencio. La novela de Mayte Martín abunda también en este asunto.

El periodista Jamal Khashoggi fue estrangulado y después descuartizado en el consulado saudí en Estambul en 2018. La fiscalía turca denunció la escasa cooperación de Riad para esclarecer este caso. Khashoggi era un disidente político de Arabia Saudí y por ello fue asesinado, sin importar hacerlo en una sede diplomática que es la contradicción misma de la diplomacia, como arte de entenderse y dialogar de los pueblos.

La peligrosidad del periodismo de investigación está al mismo nivel que el de reporterismo de guerra, pilotos de pruebas o espionaje. Muchos de los periodistas que investigan en los bajos fondos, en el hampa, la mafia, las actuaciones políticas criminales en contra de los derechos humanos, pagan con su vida o viven bajo amenazas de peligro. Los fondos de reptiles de los Gobiernos también actúan en este campo resbaladizo de la información contraria a los intereses gubernamentales.

Además de la Rusia de Putin en Europa, que sabe utilizar el polonio para eliminar a los disidentes de opinión, en América Latina hay países especialmente agresivos y letales contra los periodistas que tratan de indagar lo que sucede para informar mejor a la opinión pública, que es la que tiene que votar democráticamente en las elecciones. Esos países son sobre todo México, lugar donde se puede eliminar a más de una treintena de estudiantes de Magisterio, sin que aparezcan los cuerpos, o exterminar a decenas de muchachas que cruzan la frontera a Estados Unidos para trabajar y regresan o “no regresan” cada día a su casa en Ciudad Juárez. Feminicidio es una palabra que nació en México, porque el desprecio a la mujer y su asesinato va en paralelo a la impunidad de sus asesinos y al peligro de los informadores que entran a investigar esta situación criminal organizada. Las ciudades de Juárez y Veracruz son vergüenza de los mexicanos demócratas, porque saben que están infectadas de corrupción y muerte.

En Centroamérica, sobre todo, en El Salvador y Guatemala, las maras, pandillas organizadas para el secuestro, la extorsión y el crimen, también son fuente de asesinatos de periodistas que informan más de la cuenta. Los métodos de exterminio son de una crueldad espantosa, paralelos a las ceremonias de entrada y fichaje en una mara.

Las mafias siciliana, marsellesa o georgiana actúan en la Costa del Sol con excesiva holgura, sin saber muy bien por qué.

Novela de Mayte Martín La espiral del silencio

Todo este preámbulo quiere servir de lecho a la presentación de la novela de una periodista canaria, Mayte Martín, que ha querido titularla La espiral del silencio, alusiva a ese magma, es caldo de cultivo de una comunidad que no quiere hablar o informar, porque teme las represalias, cuando no ha caído en el síndrome de Estocolmo del asesino, lo cual resulta más impermeable para la labor del reportero de investigación. “Meter las narices en lo que no importa”, en cuanto a intereses ajenos, es ponerse en línea de fuego. Poco importa que la sociedad tenga derecho a una información veraz.

Mayte Martín, periodista, sabe de lo que habla y escribe. No voy a desvelar el argumento de la novela, pero ella da cuenta de los caminos y entresijos en los que se desenvuelve el periodismo de investigación, en paralelo con la policía, que no siempre colabora a favor del investigador. La policía corrupta es lo más desalentador para una comunidad y para sus medios informativos. El periodista sabueso siempre incomoda. Y la sociedad debiera apoyarle y no denostarlo como hace con frecuencia.

Frida es la protagonista víctima de la novela La espiral del silencio, que late en toda la indagación de los reporteros, que visitan distintos países latinoamericanos y Estados Unidos, hasta atisbar y descubrir las causas, el porqué de aquella muerte de una periodista audaz. Una vez más, la novela es una manera de poner de manifiesto situaciones que, en definitiva, van contra los derechos humanos, contra las vidas de los periodistas que las arriesgan a favor de una información real y no de versiones de un simple comunicado policial o gubernamental.

No resulta fácil ir contra los intereses creados de mafias u organizaciones criminales que arriesgan grandes sumas de dinero en su actividad delictiva. Más triste resulta cuando un país, por intereses propios, dificulta la investigación en pro de otro país aliado o suministrador de petróleo, por ejemplo.

La verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero es una de las máximas que manejamos los periodistas. Mayte Martín ha contribuido a dar luz con su novela La espiral del silencio, sobre un caso que cristaliza toda posible casuística.

Vale la pena leer esta novela.