Belén Gopegui: Acceso no autorizado
por Mercedes Martín
Mondadori, Barcelona 2011
La vicepresidenta del gobierno ya casi no tiene vida privada. Está en el punto de mira, no sólo por pertenecer al gobierno, también porque es mujer y tiene éxito profesional y mediático, por eso tiene que demostrar que está a la altura. ¿No se ha preguntado por qué ha desaparecido completamente del escenario público María Teresa Fernández de la Vega…? Quizá la historia fue, en parte, como la cuenta Belén Gopegui. La novela es un thriller completamente ficticio, pero nadie nos prohíbe, incluso mucho nos alienta a ver detrás de esa mujer mayor, profesional, distante, que ha salido del anonimato y que, de alguna manera sigue siendo anónima, a la susodicha vicepresidenta del gobierno. De todos modos, no se nos cuenta nada que no sepamos: las intrigas políticas acaban eliminando de la vida pública a los políticos con principios a favor de los mediáticos. Lo que sí resulta intrigante de esta historia es la relación que se establece entre la política con principios, remordimientos y arrepentimientos, y la red. Sí: nos referimos a la famosa red desde la cual, últimamente, se han levantado movimientos juveniles, idealistas, revolucionarios como Red Sostenible y Democracia Real Ya. En la novela, como en la vida real, se trata de extraños que se unen por una causa común, conectan a través de los hilos invisibles de las redes sociales y luchan desde la marginalidad política contra las injusticias. Lo mejor de todo es que estas personas que conviven en la red son anónimas, no quieren protagonismo, no se afilian a ningún partido, no viven de la publicidad y no se embolsan comisiones millonarias, porque no son nadie y son cualquiera.
La vicepresidenta puede ser “ella misma” a través de la red anónima y mostrar sus miedos y flaquezas, sus esperanzas y desengaños. El hacker que se introduce en su intimidad y le tiende la mano podría ser cualquier persona solitaria desengañada con la política, o sea, cualquiera de nosotro/as. Pero lo mejor de la novela no es sólo que se cuenten los trapos sucios de un gobierno cualquiera, o las intimidades de una vicepresidenta, sino que lo mejor es la buena mano de Belén Gopegui para construir la intriga de un thriller político e informático, con todos sus pequeños detalles interesantes. En honor a la verdad, debemos decir que tiene mejor mano para la trama que para la caracterización de personajes, pero quizá eso agiliza la historia.
Aquellos que creen que la literatura no tiene nada que ver con la política, que se trata de un entretenimiento inútil y que con la belleza y la verdad de la literatura no se consigue levantar nada en nuestros corazones, verán que la novela de Gopegui los contradice, como lo hicieron Dante o Kadaré, cada cual frente a las sociedades de su tiempo y circunstancia. Sólo que ahora, compitiendo con las reivindicaciones literarias están las reivindicaciones internautas y el autor que no se apunte a este carro, vendiendo con licencia Creative Commons, abriendo un blog, creándose un perfil en Twitter, etc., no va a llegar a sus lectores.
A Belén Gopegui, que cuenta con varios premios literarios (y también buenas novelas) en su haber, la podemos encontrar acampada en la plaza de Sol o en las reuniones de Red Sostenible. Su libro ha salido en la editorial Mondadori en dos formatos: papel, con un precio normal; electrónico, cuatro veces más barato y licencia Creative Commons.