Ricardo Hernández Bravo/ Graciela Janet Hernández Rodríguez: Alas de metal

Baile del sol / Cabildo Insular de La Palma, 2009. 54 páginas.

Por Alberto García-Teresa

El libro recoge una veintena de pinturas de Graciela Janet Hernández Rodríguez que han inspirado, cada una, un poema de Ricardo Hernández Bravo. El libro dispone cada ilustración en la página par y su poema en la impar.

En primer lugar, las pinturas pueden recordar a Dalí, básicamente por plasmar con una técnica figurativa luminosa, diáfana, casi, unos pocos elementos en asociaciones insólitas, surrealistas. Emplea una serie de motivos repetidos (imperdibles, mariposas, cuerpos desnudos), con lo que construye un universo propio. Así, Hernández Rodríguez manifiesta la transformación y versatilidad de un mismo objeto, ubicado fuera de su contexto natural o con otra mirada.

Por su parte, los poemas son piezas breves. Son piezas descriptivas de las pinturas, las que usan como plataformas, como punto de partida. Pero antes que buscar la mera representación, se refieren al misterio, como queriendo colocarnos en el umbral de mundo, con la llave ya introducida en su cerradura, en espera de que la giremos. Son versos de búsqueda ("el temblor del intento, no otra paz me consuele"), idealistas en cuanto que plantean la transustantización, la sublimación de elementos cotidianos (zapatos, agujas, rosas). Son piezas luminosas, como las pinturas. De esta manera, potencian la irrealidad de las pinturas. Aunque todos ellos se refieren a ese cosmos pictórico de gran unidad, los poemas no logran esa hilazón, esa continuidad, pero mantiene y respeto el tono conceptual. Su principal carencia es la excesiva dependencia de la pintura, pues ponen todo su sentido en ella. Una mínima parte sí permiten una lectura autónoma, pero, en general, la experiencia artística se debe a la contemplación y la lectura conjunta de pintura y poesía.

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