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Manuel Maristany: La enfermera de Brunete


Editorial Planeta. Barcelona, 2007. 1040 págs


Por Julia Sáez-Angulo


Una sucesión de personajes, a modo de saga, narran lo que sucedió y se padeció durante la contienda española de 1936-39. Brunete, una de las grandes batallas, figura en el título como símbolo emblemático.

Manuel Maristany"La enfermera de Brunete" está escrita con técnica cinematográfica al cortar y cambiar de plano para hacer avanzar la acción. Es una visión real desde una visión olvidada en la que la imaginación sustentada en una memoria bien nutrida vuelve real lo que fue imaginación porque supo adivinarla. Hay familias que vivieron y padecieron hechos muy semejantes a los que cuentan la novela.

Como sucede con las grandes obras, han sido varias las editoriales que la han rechazado por distintas razones hasta que Planeta la acogió con un buen contrato en la mano. La novela, mitad realidad y mitad ficción, o lo que es lo mismo, personajes incrustados en la realidad del pasado bélico, empapan al lector de una sensibilidad especial que transmite una escritura limpia y transparente.

El escritor Vila-Sanjuán asegura que la novela de Manuel Maristany (Barcelona, 1930) sobre nuestra guerra equivale a lo que Pasternak hizo en "El doctor Zhivago" con la revolución rusa o Margaret Mitchell en "Lo que el viento se llevó". La guerra, el amor y la muerte se dan cita entre el dolor, el romanticismo y el drama.

La novela, que transcurre en Cataluña, se inicia el verano de 1933 en el Castillo de Requesens, con los nietos del duque de Montcada y sus jóvenes invitados entre los que se encuentran Marie Thérèse de Clermont y Laura Soler-Ribot. Sigue con el año 36 en el que los ánimos están cada vez más enardecidos. Se queman iglesias, se arremete a los empresarios y a los terratenientes. Calvo Sotelo es asesinado y el país entero retiene el aliento...

Esta novela tiene algo de reverso de la narrada por Almudena GranManuel Maristanydes sobre la Guerra Civil, otro gran novelón saga desde otra óptica. El autor, Manuel Maristany, un setentón lleno de vitalidad y humor, está por encima de lo políticamente correcto en el establisment de Cataluña. "Estamos acogotados con la corrección política", asegura el autor. "He superado mis complejos", declara.

El humor tiñe la tragedia porque un libro no debe escribirse en plan solemne. Para Maristany "el humor inglés es el mejor del mundo". El autor cuenta que ha leído más de doscientos libros sobre la guerra civil antes de escribir el suyo y recuerda el de Gironella "Los cipreses creen en Dios" con un protagonista muy desaborido. "Yo quise escribir una novela con un protagonista comprometido y una heroína bien perfilada".

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Nº 24 - Agosto de 2007

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