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Dan Brown: La fortaleza digital

Ediciones Urano, Madrid 2006

Por Mercedes Martín de la Nuez

Abro La fortaleza digital y descubro una nota en la que el autor trata de ganarse al consumidor español después de los rumores sobre lo mal que deja a Sevilla. Es una novela de espionaje informático. Mientras veo el estilo del autor, plano como una nota de supermercado, trato de imaginar por qué esto se llama novela. Es decir, por qué una cosa escrita con dos tapas y a la venta en quioscos y librerías se llama novela o poesía. Ya lo sé. Está escrito en forma narrativa, la manera narrativa clásica, la de toda la vida. Por otro lado, como va de espionaje informático resulta interesante para los consumidores de videojuegos, por ejemplo, si no para los informáticos, ambos ejemplares abundantes del siglo.

Una bonita e inteligente criptógrafa y su prometido, un profesor de matemáticas, tratan de desenmascarar la fortaleza digital:

“Fortaleza digital —anunció Strathmore— Así lo llama. Es el arma antiespionaje perfecta. Si este programa llega al mercado, cualquier quinceañero provisto de un módem será capaz de enviar mensajes encriptados que la NSA no podrá descifrar. Sería el tiro de gracia a nuestra capacidad de espionaje” (p.53)

¿Y por qué existe fortaleza digital? Porque EE UU tiene que pagar sus excesos del pasado:

"Hiroshima, 8.15, 6 de agosto de 1945: un vil acto de destrucción. Una exhibición de poder insensata llevada a cabo por un país que ya había ganado la guerra. Ensei Tankado lo había aceptado todo. Pero lo que nunca podría aceptar es que esa bomba le hubiera impedido conocer a su madre. Había muerto al darle a luz, complicaciones provocadas por el envenenamiento radiactivo sufrido tantos años antes" (p.48)

De todos modos, por escasa enjundia que tenga el librito, algo tiene que tener para que atrape a los lectores, me digo hojeándolo frenéticamente. Sí, aquí está: Dan Brown hace dar vueltas y vueltas y giros inesperados a las incesantes carreras del protagonista David Becker, por la pobre e inepta Sevilla, y a su prometida Susan Fletcher la hace dudar hasta del gato (es un decir). Los lectores corren con David Becker por Sevilla y dudan con Susan: ¿quién está detrás de NDAKOTA, el socio enmascarado del japonés vengador, que asegurará que todo el mal se extienda aunque maten al japonés? De fondo, el problema de la seguridad estadounidense, al fin y al cabo un problema endémico de este pueblo poderoso que teme la ira de los oprimidos a la vuelta de cada esquina.

Quien quiera saber más, es decir, por ejemplo quiénes son los lectores efectivos de Dan Brown y qué opinan, que consulte el interesante documento sociológico http://blog.hispasec.com/laboratorio/98, y no me resisto a insertar aquí algunos testimonios (copiados y pegados tal cual).

Para los que nos guste Dan Brown, el próximo 10 de febrero estará a la venta en España, en castellano, La fortaleza digital, la que en realidad fuera su primera novela.
Aunque ya ha recibido críticas en cantidades industriales, entre otras cosas por la imagen que da de Sevilla, si nos quedamos con la ficción esta novela sigue el esquema y ritmo de sus otros títulos ya publicados por ediciones Urano (La conspiración, El código Da Vinci y, mi preferida, Angeles y Demonios), que a algunos consigue engancharnos de principio a fin.
Con Fortaleza Digital tenemos el plus de que en la trama contaremos con ordenadores, criptografía, la NSA,... que más se puede pedir.
Recomendable.

Enviado por bquintero a las 13:27


Yo hace tiempo que lo compré en Londres (digital fortress).

Literariamente, es decir, por su manejo del lenguaje, por sus conceptos elaborados o abstractos o por su belleza gramatical, es una mierda como la mayoría de los best-sellers. Ahora bien, técnicamente el guión no está mal, la trama interesa y realmente yo me enganché a su lectura (más por el tema, al menos en mi caso, que por su realización como ya digo tosca como es digno de todo best-seller).

Presenta todos los tópicos, y clichés, del genero (protagonista -en este caso femenino-, camino de conocimiento, mentores, y romance en un mundo típicamente de clase-media norteamericana).

Para mi gusto presenta la criptografía desde un punto de vista demasiado agotado (seguridad nacional); pero al menos presenta la criptografía al gran público.

En fin, que no digo nada nuevo tampoco, como la mayoría de estos libros, son para lo que son, para leer en el metro o en los aeropuertos y evadirte un poco a un mundo pseudo. No está mal, si es eso lo que se busca.

Saludos

Posted by: uno_que_lee_libros at enero 24,2006 16:08

Al final del libro hay un código secreto para los que se quedan con las ganas de descifrar. Sólo que es necesario leerlo en versión original, en inglés. No voy a revelar en qué consiste, para no reventarle a nadie la lectura, pero es una tontería. Es interesante leer la opinión de algunos entendidos en criptografía, informática o matemáticas. O simplemente hacer la cuenta uno mismo para ver que algunas cifras las puso el autor al tuntún, como lo que tarda la maquinita infalible de la NSA en descifrar códigos, que, por cierto, se llama Transltr y casi tiene vida propia, como suele pasar en este género de novelas. Y si el padre de Dan Brown es matemático, como pone en la solapa de la edición de Umbriel, ¿por qué no le pidió que le hiciera las reglas de tres?, me pregunto. Pero no son las cuentas de Dan, su fealdad es el no decir nada más allá de lo que dice.

La maquinaria mediática ha puesto en marcha un juego en internet:
http://www.es.fortaleza-digital.games.yahoo.net/

Si se hace una película y un videojuego para el día de reyes, ya tenemos fortaleza en todos los formatos.

Mientras cierro el libro, después de leer la última página, atrapada sin querer por la trama giratoria de Dan Brown, me pregunto si no era esto lo que ofrecían los libros de caballerías, por ejemplo el Amadís de Gaula, y, en definitiva, si algunos no nos resistiéramos a leer semejantes majaderías, ¿no acabaríamos leyéndolas? Yo digo NO a las majaderías, por si acaso acabo enganchándome. Pero siempre hay un Tirante el Blanco que merece que alguien se tome la molestia de revolver la montaña de libros de tapa llamativa con una cruz roja ardiendo en el centro sobre un anillo de oro, seguramente mágico, y otras cosas por el estilo.

Para acabar donde empecé: ¿hay o no justificación para la discusión intelectual, que desdeña la revista Qué leer en la mencionada sección? ¿No está desacralizado el libro ya? (¿Y no será peyorativa la palabra sagrado en estos días?). Yo creo que hay que seguir ofreciendo resistencia, "intelectual", por qué no, con discusiones y hasta bofetadas dialécticas. Hay que mantener viva la disensión constructiva. Y si el arte es un intento de superar el lenguaje, de hablar más allá de las palabras, de mostrar la pasión, la emoción o cualquier cosa pequeña o grande sin necesidad del orden pulcro y dogmático del lenguaje; si, en definitiva, es trascender los medios limitados del hombre, que no quiere verse pequeño, aunque lo sea: ¿qué es lo que hace Dan Brown? Un remedo de arte, supongo. Imitaciones las hay de tantas cosas...

 

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Nº 12 - Junio / Julio de 2006

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