Jorge Rando. La fuerza de la expresión.
Museo Municipal de Bellas Artes. Málaga. Del 29 de abril al 29 de Junio. 2008
Por Julia Sáez-Angulo
Jorge
Rando (Málaga, 1941) ha sido una gran revelación en los
últimos años, con una obra fuertemente expresionista, de
sabor alemán, que refleja con ahínco la condición
humana no siempre feliz. Sus recientes esculturas de perros, en bronce
patinado en verdes, e instalaciones de hombres y niños en recintos
cerrados son de un gran patetismo, al tiempo que de enorme visualidad
plástica. El artista tuvo una exposición en el Palacio Episcopal
de Málaga bajo el título "La Pasión en la pintura
de Rando, coincidiendo con la Semana santa malagueña".
Toda la pintura de Rando viene a ser una mirada atenta
y compasiva sobre el ser humano, una contemplación piadosa y de
respeto hacia el hombre y muy especialmente sobre los personajes asociales,
marginados, outsiders y dolientes que pueblan el repertorio de
sus cuadros. Una mirada ascética que contempla al hombre como a
un ser sagrado y se intensifica en cuadros como "El grito del hambre",
que representa a un niño africano de cabeza grande y cuerpo raquítico.
Con el verde, el magenta y el negro –colores por antonomasia del
pintor- junto a toques de amarillos, rojos y azules, las piezas van desgranando
un universo de dolor y denuncia.
La pasion de Käthe Kollwitz
"La pasión de Käthe Kollwitz" ha
sido, junto a los dibujos de "Cuadernos de Hamburgo", las novedades
expositivas de esta amplia retrospectiva. La primera se refiere a la artista
alemana, de la que recientemente hemos visto algunos cuadros en la exposición
"Amazonas" de la Fundación Mapfre en Madrid.
Su
nombre de soltera era el Käthe Schmidt y su trabajo plástico
se desenvolvió fundamentalmente en el dibujo, la escultura y la
obra gráfica. Mujer culta y liberal ha dejado un trabajo artístico
asombroso y sobrecogedor que captó la atención y el interés
de Jorge Rando en Alemania. Käthe Kollwitz (1867 – 1945) vivió
junto a su marido Karl Kollwitz en un barrio obrero de Berlín,
donde la gente vivía en unas condiciones infrahumanas, lo que le
llevó a representar en sus grabados el gran sufrimiento de los
niños y sus madres empobrecidas. Fue la primera mujer elegida miembro
de la Academia Prusiana de las Artes.
Entre sus series de aguafuertes y xilografías
que narraban la devastación de los cuatro jinetes del Apocalipsis
–pobreza, hambre, guerra y muerte-, destacó "La rebelión
de los tejedores", inspirada en la obra dramática de Gerhart
Hautman, serie que le llevó a la fama. Artista comprometida, denunció
las injusticias sociales y mostró una gran valentía y solidaridad
por los pobres, marginados y víctimas de las contiendas bélicas.
"La guerra de los campesinos" fue otra serie inspirada en el
texto del historiador y teólogo Wilhelm Zimmernann, que narraba
las revoluciones campesinas entre 1522 y 1525. Su naturalismo inicial
se fue haciendo cada vez más expresionista, siguiendo el grito
de su rebeldía. Con trazo maestro, Kollwitz dibuja escenas desgarradoras
del sentimiento de dolor, sufrimiento, impotencia y sacrificio de un pueblo
y una comunidad que le rodea. Su arte se hace cada día más
comprometido y en 1927 viaja a Moscú para celebrar el décimo
aniversario de la Revolución de 1917.
Al ascender el partido nazi al gobierno de Alemania,
los grabados de Kolwitz fueron declarados "arte degenerado"
y a ella se la expulsa de la Academia Prusiana de las Artes y se le prohíbe
de facto exponer su obra. Obligada a vivir en un exilio interior, la artista
se refugia en la escultura y en la docencia en su taller junto a un grupo
de jóvenes artistas. Los bombardeos aéreos sobre Berlín
destruyeron su casa y su estudio con la mayor parte de sus obras. El príncipe
Ernst Heinrich de Sajonia le ofreció alojamiento en su palacio
de Moritzburgo, cercano a Dresde, donde falleció al cabo de un
año. Una potente escultura de esta mujer se muestra hoy en Berlín.
Ética y Estética
Esta notable artista de vida dramática es el
personaje seleccionado por Rando para su serie, una de las más
duras y expresionistas de su pintura, en la que el cromatismo se repliega
en turquesas, verdes, blancos, negros –fundamentalmente para dibujar
el planteamiento de la figura- con algunos toques rojizos. El resultado
es de un patetismo sobrecogedor. Un homenaje conjunto a la artista y a
la mujer marcada por el sufrimiento. El cuerpo de la alemana aparece inerme
en su desnudez, contorsionado y doliente sobre una cruz dibujada. Cuadros
de gran formato que muestran de modo sucesivo a la mujer que sufre, que
llora, que muestra a su hijo abatido en lo alto, que abraza y que, finalmente,
vencida, se entrega a la muerte. Käthe Kollwitz no aparece crucificada
como Cristo, sino colgada o derrumbada tras su valiente resistencia.
Cinco
grandes lienzos de más de metro y medio de altura y longitud, pintados
en el 2004, que reflejan la solidaridad, la mirada ascética y solidaria
del pintor malagueño con la escultora alemana, imagen femenina
maltratada por la vida, representante de una generación castigada
por la segunda y terrible guerra civil europea, pues no otra cosa fueron
las Guerra Mundiales de la primera mitad del XX.
Rando es un artista comprometido desde lo más
profundo. Su pintura no siempre es grata y placentera a los ojos, en lo
que a temas se refiere. No es pintura fácil para el cuarto de estar,
sino para grandes espacios museísticos o instituciones que lleguen
al gran público. El pintor interpela y sacude las conciencias al
mostrarnos una galería de personajes y retratos en los que no se
ahorra la visión del dolor de la vida.
El arte no es únicamente un fenómeno estético
sino una forma de gnosis, de conocimiento, un medio que influye en nuestra
visión, carácter y destino. Nulla ethica sine aesthetica.
La mirada compasiva y ascética de la pintura de Jorge Rando se
transmite por contagio de retinas y de pensamiento a todos aquellos que
miran sus cuadros. Una reflexión plástica y ética
que trasciende más allá de la mirada.
<<
|