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Durero y Cranach. Arte y Humanismo en la Alemania del Renacimiento


Museo Thyssen-Bornemisza / Fundación Caja Madrid
Del 9 de octubre de 2007 al 6 de enero de 2008

Comisario: Fernando Checa Cremades



Por Pilar Gómez

 

Durero y CranachEstamos ante la novena exposición que presentan estas dos instituciones de forma conjunta y, en esta ocasión, se percibe el carácter y estilo de su comisario Fernando Checa: su riguroso trabajo para reunir las diferentes piezas, todas ellas pensadas para ocupar un determinado lugar y lograr así la coherencia del conjunto. Durero y Cranach. Arte y Humanismo en la Alemania de Renacimiento es el título de esta exposición que intenta ofrecer una visión del arte de este periodo desde un punto de vista global, mediante una cuidada selección de obras que abarcan una gran diversidad de manifestaciones artísticas.

La muestra engloba desde los últimos años del siglo XV hasta mediados del XVI, una etapa de transición entre finales del Gótico y la gran influencia del Renacimiento, pero que constituye posiblemente el periodo de mayor esplendor de las artes en Alemania. El Renacimiento alemán ocupó unos años en los que surgieron grandes artistas que cambiaron la forma de ver y de hacer; pero es también una etapa de grandes políticos y religiosos, de emperadores como Maximiliano y de hombres de fe como Lutero, que protagonizaron en sus distintos campos revoluciones que cambiarían para siempre la historia alemana. Son años de grandes dificultades sociales y políticas, que tendrán su reflejo en el arte a través de una nueva forma de hacer, más intelectual, medida y controlada.

Durero y CranachCentrándose en dos grandes figuras: Durero y Cranach el Viejo, la exposición reconstruye de forma total el mundo germánico del momento. Para ello, se nos ofrecen 234 obras procedentes de diversas instituciones públicas y colecciones privadas de quince países. Encontramos pinturas, grabados, dibujos, pero también libros, orfebrería, armas y diversos objetos que tratan de mostrarnos una sociedad y un periodo en su conjunto. Para ello el enorme contenido se ha dividido en dos apartados y dos sedes: "El mundo de los artistas" que puede verse en el Museo Thyssen, con obras en las que se aprecia un elevado manejo de los recursos técnicos, unas profundas inquietudes estéticas, así como una nueva forma de interpretar la realidad y el entorno religioso que les tocó vivir. Y "Un mundo en conflicto" en la Fundación Caja-Madrid, donde se muestra la nueva idea de la imagen religiosa producida por la reforma y la inestabilidad política; es el paso de la Edad Media al Renacimiento, con la creación de nuevos estados, y la influencia de la religión. El resultado son pinturas, dibujos y grabados que muestran poder y guerra.

Alberto Durero (1471-1528) y Lucas Cranach el Viejo (1472-1553) son las dos columnas básicas del Renacimiento alemán. La visión de sus obras nos permite comenzar a entender los cambios que sufrió Alemania en ese periodo, al tiempo que nos muestran las diferentes formas de enfrentarse a las dificultades políticas, sociales y religiosas.

Durero y CranachEn los grabados de Durero se vislumbra el dominio y la habilidad que tenía en las técnicas de estampado, su destreza para representar los objetos, las ropas, los rostros, y la luz. Algunos ejemplos soberbios los tenemos en "El caballero, la muerte y el diablo" (1513) o en "San Jerónimo en su celda" (1514). Pero si era diestro con el buril, no lo era menos en su maestría con el dibujo. En ellos llama la atención los detalles realistas que ocupan el primer plano y que conforman unas figuras de gran expresividad. Para ello utiliza trazos negros de lápiz o carbón que dan fuerza a los contornos de los pliegues de las ropas, dotándolas de un realismo hasta entonces nunca visto.

La pintura tuvo para Durero una importancia también esencial: representar la realidad sin olvidar su relación con el arte del pasado, pero al mismo tiempo mostrar una nueva idea del mundo, de la ciencia y de la religión. Contemplamos pinturas magníficas, comenzando por su "Autorretrato" (1498) propiedad del Museo del Prado, con el que se abre la exposición, su "Madonna Haller" (1498) o la "Cabeza de anciano con gorro rojo" (1520). La expresividad, la naturalidad y la perfección de los trazos las convierten en obras únicas que muestran la realidad de forma controlada, enseñándonos a un artista moderno que se proyecta al exterior para ser reconocido.

Durero y CranachLa otra gran figura de esos años es Cranach, con obras mucho más dramáticas y recargadas, que recuerdan en cierta medida las pinturas de épocas anteriores por sus composiciones y el desarrollo aún imperfecto de las perspectivas y las proporciones. Ejemplo de ello es "La ninfa de la fuente" (1530-1534) o "Melancolía" (1532), dando en muchos casos la impresión de ser figuras recortadas sobre el fondo.

Junto a ellos, pueden verse cuadros de otros artistas y seguidores, como Giovanni Bellini, Hans Baldung y Altdolfer Grünewald, que desmerecen frente a los dos grandes maestros de este periodo, pero en su conjunto muestran una visión global de lo que significaron aquellos años para el desarrollo del arte en Alemania.

La muestra inaugurada el 8 de octubre y que permanecerá abierta al público hasta el 6 de enero de 2008, es una oportunidad única para entender el Renacimiento alemán en todas sus vertientes artísticas, pero sobre todo es la oportunidad de ver reunidas en Madrid una gran cantidad de obras de Alberto Durero, un genio adelantado a su tiempo, con gran domino de las técnicas, un manejo muy avanzado de la perspectiva, que abarcó todas las disciplinas y que, gracias a la difusión de su obra gráfica, puede considerarse, junto con Leonardo, uno de los primeros artistas globales.

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Nº 27 - Noviembre de 2007

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