Ediciones Rialp S.A, Madrid 2003.
Persistir. Paradójicamente, persistir
por Mª Ángeles Maeso
Juan Manuel Rodríguez Tobal (Zamora, 1962) es profesor de latín, traductor de autores
clásicos (Anacreonte, Ovidio o Safo) y es, sobre todo, poeta. Con su libro anterior "Dentro del
aire" (Algaida, 1999) consiguió el premio Ciudad de Badajoz. Con su segundo libro, este "Grillos",
el premio internacional San Juan de la Cruz 2003, editado recientemente.
Las citas que lo abren indican el sentido de la poesía al que se acoge Rodríguez Tobal:
cantar como la chicharra a la que alude Miguel Torga, creer en la vida, aunque al lado la muerte
esté a la espera; gozar en la agonía, como dice Teresa de Jesús. En uno y otro
caso, cantar. Cantar con el mayor deleite. Y cantar es la propuesta de este poeta que sabe, como
la chicharra, que el canto salva de la muerte y que sabe, como Torga, que la muerte espera.
Calambur, Madrid, 2004.
Lo que puedo haber sido.
por Ismael Bermúdez
El pasado siglo
XX será señalado en el devenir histórico por múltiples razones;
algunas de ellas tristemente célebres (guerras mundiales, revoluciones sangrientas, etc.),
y otras, sin duda, esperanzadoras (avance de la ciencia y la medicina). En cuanto al arte se refiere,
el siglo XX si no el más "productivo", sí ha sido, al menos, uno de los
más
complejos y exagerados: comenzando por las vanguardias y terminando en la posmodernidad (o hiper-posmodernidad,
como ha llegado a postular algún teórico).
Sevilla, Algaida, 2004. VII Premio de poesía "Alegría".
Intimidad Barroca
por Ángel Luis Luján
Pilar Blanco nos tiene acostumbrados a una poesía de la intimidad, casi susurrada, pero de una
intensidad extraordinaria. Aunque siempre se ha evidenciado en sus poemas una actitud existencialista, ésta
creo que se ha intensificado a partir del libro inmediatamente anterior a éste, Mar de silencio ,
que constituía, por decirlo pronto, una glosa a las coplas de Jorge Manrique por la muerte de
su padre.
Existencialismo y subjetivismo son las notas que marcan el presente libro, donde alcanza una
gran importancia la pregunta sobre la identidad y la indagación sobre cómo ésta
se articula en ese espacio frágil de la memoria, lo vivido y la escritura, según
encontramos al inicio mismo del libro: " Tan sólo soy la memoria que tengo,
/ cuento entre mil historias esta historia / a la que me acomodo y hago mía, / desde la
que soy yo, que cuento historias" (21).
Barcelona. Seix Barral, 2005. 271 págs.
por Iván Gallardo
Ésta podría ser la historia de un asesinato. O también el recuento de su investigación.
Pero sería injusto reducir esta obra a la esfera de lo particular. Enterrar a los muertos es
la constatación de la derrota sin paliativos de la dignidad del hombre. Es el testimonio de la
represión desencadenada por el estalinismo en la zona republicana durante la guerra civil española.
Es un homenaje a los ciudadanos que en esa purga se vieron despojados de su libertad y de su vida. Es
el análisis de las actitudes adoptadas por algunos escritores durante la contienda y la persecución,
asedio y derribo no de elementos desviados de la obediencia a Moscú, sino de una parcela de la
historia española reciente hurtada, manipulada o silenciada a veces con descaro.
Editorial Anagrama. Barcelona, 2005. 432 págs.
Foucault para señoritas
por Xavier Ariza Pujol
Vayamos por partes, como diría Jack el Destripador. Si ustedes deciden lanzarse a la lectura
de la última obra publicada en España de Sarah Waters, se encontrarán no pocas
sorpresas. La primera y más gratificante es, sin duda, la de tener entre manos una excelente
novela moralizante sobre el uso de los placeres, un dejà vu foucaltiano para lectores/as
amantes de lo sáfico. La segunda sorpresa será, que sin darse cuenta traspasarán
la puerta de la Historia, y se situarán en la Inglaterra decimonónica, esa Britania dickensiana
que Sarah Waters conoce como la palma de su mano, y que ha sido la fuente de inspiración de todas
sus novelas. Parece que el espíritu del autor de David Copperfield persigue obsesivamente
a la escritora, igual que los fantasmas acometen a la protagonista de la novela. Pero no adelantemos
acontecimientos.
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