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Inquietud en Toledo ante el posible traslado de los Archivos de las Capuchinas


Por Julia Sáez-Angulo

El convento de las Capuchinas, que está situado en la plaza que lleva su nombre, se encuentra en este momento en una situación muy incierta tras la muerte de la abadesa, madre Pilar Pinés, y la sola presencia de tres religiosas, sor Leocadia, muy delicada de salud y que actualmente es la abadesa en funciones, sor Josefa de 86 años y una novicia, Miriam, de 73 años. Con ellas se encontraban cinco jóvenes religiosas indias, cuatro profesas y una novicia, que ya han salido del convento, las profesas con una concesión de ausencia temporal.

Los conventos de Capuchinas de España están afiliados de forma voluntaria a la denominada Federación Capuchina, cuya presidenta ha ejercido una gran influencia personal (incluyendo su presencia en el convento en varias ocasiones y durante varios días cada vez) en todo este proceso. Esta Madre Presidenta de la Federación ha expresado en conversaciones con algunas personas la idea de trasladar todos los bienes del patrimonio histórico artístico que se encuentra en el convento de Toledo al convento del Puerto de Santa María (de donde ella proviene), dato que ha despertado preocupación y disgusto en diversos sectores de Toledo.

Joya del Renacimiento

Las capuchinas de Toledo cuentan con una hermosa iglesia del siglo XVII, que se abre al público en determinadas solemnidades, con una gran nave en cuatro tramos con crucero, construida por Bartolomé Zumbigo. Es un ejemplo magnífico de arquitectura renacentista clásica, con muros enlucidos. Tiene una bóveda de cañón, coro y tres fachadas, una de ellas al convento.

La iglesia y el convento cuentan con espléndidos cuadros del XVII, entre ellos varios de Ricci, una Inmaculada atribuida a Claudio Coello; una sala capitular con armarios y vitrinas repletas de tallas entre las que destacan las de San Sebastián sobre un árbol de coral y un sinfín de tallas del Niño Jesús, con que contaban cada una de las monjas en su celda para vestir. Entre ellos Capuchinassobresale el denominado "Valedme", al que acudían numerosas madres cuando sus hijos estaban moribundos –en los años de gran mortandad infantil- para rezarle: "Valedme ante Dios por mi hijo..." Las monjas lo sacaban a la iglesia para los fieles devotos. Actualmente lo visitan las madres que desean un hijo y tardan en quedarse encintas. Tiene fama de milagroso. Una de las partes más interesantes del Patrimonio de este convento lo forman todos los objetos religiosos y de culto del Cardenal Aragón, entre los que se encuentran desde su capelo cardenalicio hasta sus sandalias franciscanas, pasando por casullas, albas, cálices, copones, corporales, vinajeras, bandejas, misales, breviario, oratorios portátiles y hasta un Lignum Crucis de una gran belleza artística en la cruz que lo porta. Entre las grandes tallas se encuentran las de San Francisco y Santa Clara, santos de la orden, ya que se trata de monjas capuchinas clarisas.

Una de las pérdidas más valiosas serían los enormes archivos con que cuenta el convento: desde dos cartas de santa Teresa (una tercera se llevó en su día a la fundación de un convento en Bilbao), junto a la numerosa correspondencia del cardenal de Aragón desde Italia y de las monjas fundadoras en México, correspondencia muy valiosa que fue utilizada por la historiadora Emilia Alba para su libro "Fundación Capuchina en México".

También cabe destacar una colección de cerámica seguramente única en España, compuesta por toda la vajilla del convento, formada por innumerables piezas entre platos, jarras, especieros, hueveros, cuencos, fruteros etc., acompañada de jarrones ricamente decorados, todo ello datado en la fecha de fundación del convento.

En su biblioteca se encuentra, entre otras joyas, una Edición Príncipe de las obras completas de Santa Teresa.

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