Beaufort 2006. El arte en la costa
Costa belga. Del 1 de abril al 1 de octubre de 2006. 
Por Carmen González García-Pando 
       En 
        estos días se celebra la segunda edición de un evento que 
        se ofrece cada tres años. Una trienal de arte que este verano se 
        extiende por 10 ciudades costeras y recoge el trabajo de treinta artistas 
        nacionales e internacionales seleccionados por el comisario Willy van 
        den Bussche. Dividida en dos secciones, Beaufort Outside y Beaufort Inside, 
        los rincones más diversos como abadías, playas, iglesias 
        o museos acogen las piezas que sus creadores han diseñado para 
        el lugar. Unas piezas a veces dramáticas, otras divertidas pero 
        siempre sugerentes y creativas. 
        La historia de esta zona del mar del norte flamenco sirve de inspiración 
        para recrear unas piezas tan variadas y sugerentes como el astronauta 
        de Jean Fabre que, encaramado a la azotea del bello casino de Oostende, 
        abre sus brazos al horizonte dirigiendo una sinfonía de rumores 
        y sonidos marinos. Una gigantesca araña que porta en el vientre 
        los huevos de su descendencia, es la escultura que Louise Bourgeois ha 
        prestado para la trienal. La araña, que para la artista francesa 
        tiene una connotación femenina y positiva, ha sido situada sobre 
        la tumba de James Ensor, uno de sus más admirados creadores.  
        En las ruinas de la abadía cisterciense de Dunes,  fundada 
        en 1138, el artista italiano Mimmo Paladino ha situado numerosas figuras 
        de terracota en una actitud reclinada y durmiente. El silencio histórico 
        de las piedras medievales sirve de lecho para estos cuerpos que parecen 
        caer en un sueño profundo y aletargador. Por otro lado, las dunas 
        de la playa de La Panne se han visto inundadas por una caravana de elefantes 
        que marchan hacia el mar. Su creador, Andries Botha, de África 
        del Sur, ha compuesto una de las obras más hermosas con estos enormes 
        paquidermos realizados con trozos de madera y ensamblados magistralmente. 
        El efecto de solidez, el realismo y la naturalidad de estos bellos animales 
        que dirigen su marcha hacia los confines de un horizonte misterioso, es, 
        sencillamente, espectacular. Grandioso. 
        Sería muy largo enumerar el resto de artistas y obras magníficas 
        que se presentan en esta novedosa trienal belga. Por eso sugerimos que 
        sean ustedes quienes las descubran por sí mismo. El viaje merece 
        la pena.  
       
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