Artes Hoy
 

Anthony Caro: joyas

Joyería Grassy Gran Vía, 1 Madrid. Febrero y Marzo de 2006

Por Julia Sáez-Angulo

Las joyas son en plata y oro: collares, broches, colgantes y un anillo en oro rosa, cuyos precios oscilan entre los ocho mil y veintidós mil euros. Recordemos que otros escultores cotizados en las vanguardias, como Julio González y Paco Durrio también hicieron joyas que hoy son buscadas por colecciones particulares para sus museos. Recordemos que el Museo del Traje cuenta con una rica colección de joyas en su haber, no solo de orden tradicional sino de diseño como las de Carmen Zulueta o Charo Marín.

“Hemos querido que Grassy iniciara una nueva etapa en su larga historia de apoyo al arte, con el propósito de incentivar y promover la incursión de los artistas actuales en el mundo mágico de la joyería”, declara Patricia Reznak, comisaria de la exposición junto al Kosme de Barañano, que fue el que animó al artista para que trabajara en el taller de Pacheco en Madrid. “Kosme de Barañano fue también impulsor de las joyas de Chillida, que se expusieron en el IVAM de Valencia”.

Mirada a la metalurgia

“Caro como Chillida han buscado su inspiración, no tanto en la orfebrería actual, ni tan siquiera en la de los escultores previos citados, aunque sí han utilizado ese camino que ellos abrieron de mirar a las artes aplicadas de otros pueblos”, explica Barañano. “(...)En Caro la mirada, más que a los pueblos primitivos -como Chillida- se dirige a la metalurgia, a los engarces de la Edad del Bronce”.

Anthony Caro toma elementos cotidianos como las tijeras, tornillos o hileras de joyería y las manipula, al estilo de su obra, hasta lograr pequeñas esculturas. Le costó entrar en la pequeña escala, después de trabajar con grúas y grandes volúmenes, pero el resultado es muy satisfactorio. En una semana ya se han vendido ocho piezas, varias de ellas para colecciones foráneas.

Caro ha sido un gran renovador de la escultura británica después de Henry Moore, con el trabajó en los años 50. Entre las últimas obras realizadas destaca el “Juicio Final”, presentada por vez primera en la Bienal de Venecia de 1999, obra que viene a ser una recapitulación de su trabajo, a la vez que una denuncia de los horrores del presente. En el 2005 la Tate Britain le dedicó una exposición retrospectiva y en el IVAM una muestra diacrónica más reducida sobre su trabajo.

La joyería Grassy busca seguir encargado a escultores de relieve un diseño de joyas únicas. La próxima podría ser una mujer.

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Nº 9 - Marzo de 2006

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