
¿Cuál 
          es el nexo común que corre por tu música?
          
          - Creo que mi voz, mi estilo oriental al cantar. En cualquier cosa que 
          haga, incluso cuando canto una versión, mi voz siempre incorpora 
          el estilo árabe, incluso aunque sea en la última línea 
          de una canción. 
          
          ¿Qué idioma te sale con más naturalidad: 
          árabe, francés o inglés?
          
          - El inglés es el idioma con el que crecí y con el que 
          me siento más cómoda al hablar. Pero cuando canto me siento 
          más cómoda en árabe, y más ahora, después 
          de haber vuelto a Egipto para vivir un año allí.
        ¿Cómo te defines a ti misma? 
          - Siempre habrá dos identidades viendo dentro de mí: la 
          árabe y la europea. Cuando era muy joven, intentaba ignorar mi 
          lado árabe, la parte de mi padre, porque lo veía como 
          algo extranjero. Pero al final de mi adolescencia, estando en un club 
          en Bruselas, escuché música árabe y me di cuenta 
          que había algo dentro de mí a lo que quería volver. 
          Así que acabé yéndome al otro extremo. Cuando maduras, 
          te das cuenta de que tienes ambos mundos dentro de ti. Así es 
          como Dios me hizo. En estos días sueño en dos idiomas, 
          y no pasa un solo día sin que acabe utilizando el árabe.
          
          Parece mentira que pudieras ir a las discotecas a una edad tan 
          temprana. Probablemente, pocas chicas árabes lo puedan hacer.
          - Mis padres no eran estrictos en absoluto. Pero sé que es muy 
          difícil para los que tienen padres así. Es difícil 
          encontrar un balance entre ambos lados. Creo que lo que sucede muchas 
          veces es parecido a lo que me pasó a mí: los jóvenes 
          intentan ignorar uno de sus dos lados. A veces parecen mundos totalmente 
          separados, pero es porque no hay la suficiente comprensión.
          
          Últimamente has pasado más tiempo en Egipto y 
          el mundo árabe. ¿Cómo te ha ido?
          - Fue increíble. He podido trabajar con muchos músicos 
          egipcios jóvenes y me encantó vivir allí. Vivía 
          en Zamalek, aunque también alquilé un apartamento en Helwan 
          Gardens, un barrio de clase obrera, durante un tiempo. Me gustaba bajar 
          mi cesta con una cuerda por la ventana y conseguir así mis huevos. 
          El portero siempre estaba pendiente de mí. Una vez que me vino 
          a visitar un músico a las 10 de la noche, me dijo que tuviera 
          cuidado, que se sentía responsable de mí. Me sentía 
          muy segura: podía ir con mi ropa tradicional a cualquier tienda 
          en medio de la noche y no tenía que andar preocupada. En estos 
          últimos tiempos están pasando cosas muy excitantes en 
          El Cairo, hay lugares muy interesantes a los que ir.
          
          Aún no has conseguido en el mundo árabe la misma 
          popularidad que en Europa. ¿Por qué crees que es así?
          - Durante mucho tiempo, toda la música que venía del mundo 
          árabe tenía el mismo ritmo. Durante diez años me 
          pareció que escuchaba la misma canción. Pero eso está 
          cambiando. Creo que algo está sucediendo. Cada vez me llaman 
          más de los países árabes. También sucede 
          que mi compañía ve más oportunidades en Europa 
          y le dan prioridad sólo porque entienden mejor ese mercado.
        ¿Cuál es la principal diferencia entre el público 
          árabe y el occidental?
          - En Francia tengo ambos públicos. Con los árabes sé 
          inmediatamente que entienden lo que canto. Los europeos se quedan fascinados, 
          pero no puedo decir que me entiendan completamente. Por eso he incluido 
          más inglés en mi repertorio. 
        Has incluido mucha imaginería y textos religiosos en 
          tus canciones. Incluso has incluido la llamada a la oración en 
          tu disco Diaspora. ¿Por qué?
          - Me gusta cantar la llamada a la oración. Algunos musulmanes 
          palestinos me han pedido que la incluya en mis conciertos, pero aún 
          no tengo el valor suficiente para hacerlo. Me atrae mucho el sufismo, 
          y cuando estoy en Egipto pongo mi pequeña radio por la noche, 
          sintonizo el canal del Corán y escucho la recitación. 
          Dejo la radio así toda la noche. Me hace sentir segura.