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Enrique Villagrasa. Alzheimer: La otra voz

Editorial Celya, Salamanca 2006, 56 páginas

PorMª Ángeles Maeso

Poesía para no perder el hilo

Enrique VillagrasaEl año pasado, Juana Castro  ganaba el premio Jaén con este mismo tema (Los cuerpos oscuros, Hiperión). Ahora el poeta Enrique Villagrasa (Burbáguena, Teruel, 1957)  nos da también sus metáforas, el hambre de un animal de fondo desgarrador de neuronas; los relámpagos que de cuando en cuando iluminan un laberinto sin salida.

Como en su anterior poemario (Límite infinito, 2005) el poeta Enrique Villagrasa se acoge a la estructura de la prosa poética. Cincuenta breves textos componen la primera parte de este libro. Cincuenta roces al paso con el animal del olvido. En ellos, la lucha de dos elementos confrontados: el alzheimer y la poesía: “la vida es alzheimer, no poesía”; “otra vez el alzheimer se filtra  ventana arriba con sus sones. La poesía ya no es”. “El alzheimer es el laberinto y la poesía es tu hilo”. La antítesis es el recurso literario que nuclea la obra: el hilo de baba del alzheimer frente al hilo nominador de la poesía.

Poeta y enfermo operan con los mismos materiales: memoria, fabulaciones o sueños creando por igual un espacio de resistencia ante la realidad que se impone como única. Padre e hijo sobrecogidos por el mismo pasmo. ¿Quién es el que me habita? ¿Quién vive dentro de ese que tengo en frente? De esa estremecida mirada arrancan estos fragmentos líricos, puntas de iceberg de un asombro inmenso que suspende el tiempo. Poesía, entonces, auxiliadora de realidad, nombres que ponen suelo, hilo para el laberinto.

La poeta Isabel Bono señala en el prólogo cómo vive el cuerpo devorado por la enfermedad, el que ha olvidado lo que debe hacer y le deja inerme en manos de otros, designados como “héroes a la fuerza”, pilares de familia, cuidadores de alguien cuya identidad resulta irreconocible. De un  cuerpo, morada del olvido, capitaliza las miradas y las manos de cuantos le rodean y le arranca al poeta esta “Otra voz” que no omite las referencias a los hechos concretos, las anécdotas de ese trato con  el padre enfermo. Una voz que conmueve tanto por la exposición del deterioro humano como por la serena belleza con que lo expresa.

La segunda parte del libro consiste en una información de carácter médico-divulgativo sobre la enfermedad: antecedentes, definición, cuadro clínico, síntomas, tratamiento, pronóstico, prevención, etc. Datos que espantarán a quienes aún mantengan a esta demencia como un bello viaje hacia la inocencia. Tanto la poeta cordobesa, Juana Castro, como Enrique Villagrasa expresarán el tormento de tal salida en blanco de la vida. Y el valor de la belleza innegable por abrirse paso.

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Nº 10 - Abril de 2006

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