Discos

Por Xavier Valiño

SINFONOLA

PAUL McCARTNEY: Chaos And Creation In The Back Yard (Parlophone-EMI)

Si entendemos el jardín de atrás del título como el estudio de grabación, éste sí es el disco del caos y la creación. El caos viene por la participación del productor Nigel Godrich (Radiohead, Travis y Beck), quien, en lugar de dejar hacer a McCartney, se enfrentó a él en el estudio constantemente. No tenía nada que perder y sí mucho que ganar. De las peleas y el caos surge la producción más ajustada con la que ha contado el de Liverpool. La creación la traen las canciones de sir Paul. Sin canciones como las que aquí hay, poco podría haber hecho ningún productor. De su colaboración resulta el mejor disco de McCartney desde los 70, desde los tiempos de los Wings, justo en el mismo mes en que los Rolling Stones se reencuentran también con aquella década para editar un disco del que pueden estar satisfechos. Parece que ahora hay algo que contar y ganas de trascender. Recuerda: acaban de pasar los 60. Por algo será.

RICHARD HAWLEY: Coles Corner (Mute-Virgin)

"The Ocean". Ése es el título de una grandísima canción. Está en Coles Corner, el tercer disco, tras Late Night Final y Lowedges , de quien fue guitarrista de Pulp, Richard Hawley. "The Ocean" entra suave y acaba convirtiéndose en algo melodramático. Sólo cabe imaginarse escuchándola mientras se pasea por una de esas largas playas desiertas de nuestro Atlántico... Y cuando llega la coda orquestal, con ese "here comes the wave", a ver quién se resiste a contener el aluvión de emociones que se le viene encima. El resto del disco tiene también la habitual carga de nostalgia, sentimiento y melancolía de sus canciones, evocando el espíritu de crooners de los 50 como Roy Orbison o de gente como Burt Bacharach, Scott Walker o Dion.

COCOROSIE: Noah's Ark (Touch And Go-Green Ufo's)

Hace sólo un siglo, Blanca y Sierra Casady habrían sido las anfitrionas de un bohemio salón de opio en Shangai. En el 2005, suenan como de otro mundo, como un cuadro de Frida Kalo de tintes sepia que habita su propio jardín de sensualidad. Con la colaboración de, entre otros, Antony, el líder de Antony & The Johnsons, y Devendra Banhart, el novio de Bianca, su segundo álbum añade más confianza y claridad a los mismos ingredientes básicos de pop de cámara del primer disco, a base de cajas de música medio rotas, ritmos de guar dería y electrónica casera. Toda una exquisita y exótica alternativa a la ortodoxia del rock de guitarras de chicos blancos.

THE WHITE STRIPES: Get Behind Me Satan (XL-Everlasting)

Parecía que se les había acabado el fuelle. La fórmula que tan buenos resultados había dado en White Blood Cells y Elephant ya no se podía estirar más sin servir más que para los fieles. Y Jack y Meg White han sabido encontrar su camino sin repetirse. Ya no hay códigos estrictos y su nuevo disco se ha compuesto a partir del piano, la guitarra acústica y la mandolina. La base está en el blues y en el sonido de hace décadas (su primer single, "Blue Orchid", es puro Led Zeppelín), pero adornado ahora con sonidos más acústicos e incluso soul, con un ligero toque latino. Cuanto menos suenan a sí mismos -" Passive Manipulation", "The Nurse"- más apetece seguirles en su aventura .

SINEAD O'CONNOR: Collaborations (EMI)

Ella es la protagonista del mayor culebrón en una vida privada de una estrella del rock de las dos últimas décadas. Abortos, votos de castidad, reconocimiento como lesbiana, declaraciones en contra del Papa y muchos otros. Es lo que tiene crecer en público. Sin embargo, su música casi siempre es interesante. Parecía que lo había abandonado y ahora anuncia disco de reggae. Antes, su anterior discográfica recopila parte de sus colaboraciones en discos de otros artistas -Massive Attack, Asian Dub Foundation, Moby, The The, gente de U2, Peter Gabriel.- en el que queda claro que Sinead O'Connor impregna de un aura especial -¿espiritual?- todo aquello en lo que pone su voz.

FOUNTAINS OF WAYNE: Out-Of-State Plates (Virgin)

En sólo tres discos, Fountains Of Wayne han demostrado que saben hacer canciones de tres minutos en las que la melodía y las guitarras devuelven al pop todo su esplendor; o sea, lo que se conoce como power-pop. Out-Of-State Plates es el resumen de casi una década de trayectoria a través de sus caras B y rarezas, con 30 canciones comentadas en el libreto del compacto por los líderes del grupo, Chris Collingwood y Adam Schlesinger, y versiones Jackson Browne, ELO, Gene Pitney, Aztec Camera o Britney Spears. De nuevo, las comparaciones con Ray Davies, Neil Finn o Squeeze no quedarán fuera de lugar y seguro que les sirve de catapulta hacia su cuarto asalto.

THE STOOGES: The Stooges; Fun House (DRO East West-Warner)

Fue la esencia del punk antes de que el movimiento ni siquiera intuyera su aparición. Influyó a casi todos los grupos de guitarras potentes, desde el power-pop hasta el heavy metal. Iggy Pop, antes de lanzarse en solitario, comandó desde Detroit una de las bandas más salvajes de la historia, The Stooges, que este año -más de tres décadas después- han decidido volver a la carretera. Para acompañarles, se reeditan sus dos primeros discos remasterizados y, además, con un doble disco extra de rarezas, tomas alternativas y extras. Imprescindibles para conocer en toda su carga abrasiva la palabra rock.

KRAFTWERK: Minimum - Maximum (EMI)

Falta el vídeo, sí, pero parece que está en camino. Se necesita la prueba, porque sino nadie diría que se trata de un disco en directo, aunque consten los aplausos en las 22 canciones recogidas de su gira de 69 conciertos del 2004. Como los pioneros germanos de toda la música electrónica hecha después de ellos -y también como la banda más sampleada de la historia-, a Kraftwerk se les debe el respeto. Tienen sentido del humor y se merecen vivir de las rentas, aunque dos discos en estudio en 20 años no sean mucho bagaje. Ya no innovan, pero su sonido tiene el encanto de lo añejo que se adelantó a todo y que no ha pasado de moda. Y este álbum es lo más parecido a un grandes éxitos del grupo que uno se pueda echar a su robotizado cuerpo. Por supuesto, We Are The Robots.

SIGUR ROS: Takk (EMI)

Hay varias clases de grupos, aunque ninguno puede presumir de sonar como témpanos de hielo a la deriva en el Océano Ártico mientras la luz de un sol distante quema la tundra. La imagen es perfecta, para bien o para mal. Tras su disco abierto a todas las interpretaciones -el álbum con paréntesis por título, () , que no llevaba títulos para sus canciones, que estaba cantando en un idioma inventado y que mostraba un diseño minimalista en su portada-, los islandeses Sigur Ros dan las gracias - Takk en su idioma- buscando, de nuevo, atmósferas más que canciones. Lisérgicos o progresivos, según el momento o la versión que más cerca le quede a cada uno, no se puede negar que en momentos como "Gong" alcanza cimas que sólo Gavin Bryars, Henryck Gorecki o Arvo Part han tocado. ¿Pop, clásico, rock sinfónico...?

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