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Isabelita y la Triple A: una historia argentina

 

Por Iván Gallardo

 

¡Ay, Isabelita! ¡Ay, María Estela Martínez de Perón! Que no quieres dejar tu teosófico retiro en Villanueva de la Cañada y se han puesto en marcha contra ti dos procedimientos ordinarios de extradición. Sí, mujer, no recuerdas que como Presidenta de Argentina Isabelita y la Triple Afirmaste tres decretos en 1975 que habilitaban a las Fuerzas Armadas de tu país a "aniquilar el accionar de los elementos subversivos" y que participaste en las reuniones en la residencia presidencial de Olivos en donde se decidieron parte de los crímenes que luego cometería la Triple A. ¡Ajá! Autorizaste una suerte de terrorismo paraestatal –eso es, como míster X y los GAL- que actuó entre 1973 y 1976 asesinando a cerca de mil personas, desde el senador Hipólito Irigoyen, mutilado por una bomba, a Bernardo Alberte, su última víctima, porque después llegó Videla repartiendo, y la dictadura militar ya no necesitó esas zarandajas para deshacerse de los opositores.

Tu procesamiento, y el del antiguo subinspector Rodolfo Almirón, uno de los miembros más importantes de la Triple A, también retirado en España como tú, que curiosamente trabajó como jefe de seguridad de Alianza Popular y que durante algún tiempo fue guardaespaldas de Manuel Fraga, me ha hecho desempolvar algunas lecturas que tenía medio olvidadas sobre la historia de Argentina en el siglo XX. Tentado de empezar por el Martín Fierro (Hernández), Amalia (Mármol), Facundo (Sarmiento), El Matadero (Echeverría) y Radiografía de la Pampa (Martínez Estrada), que son para mí las cinco obras fundacionales de aquel país, decidí circunscribirme a aquellos textos contemporáneos a tu vida.

"Esa mujer", el extraordinario relato de Rodolfo Walsh, que en apenas unas páginas explica la alucinada historia del cadáver de Evita; La pasión según Eva (DeBolsillo, 2003.) de Abel Posse, una novela coral sobre la segunda esposa Perón, construida a través de los testimonios de admiradores y enemigos; Memoria del miedo (Libros del Asteroide, 2006.) de Andrew Graham-Yooll, redactor del "Buenos Aires Herald", una de las mejores crónicas sobre la terrorífica década de los setenta; o la monumental Perón, tal vez la historia (Alianza Editorial, 2005.) de Horacio Vázquez-Rial, sin duda la mejor biografía sobre el general, e imprescindible para cualquiera que desee conocer la historia reciente de Argentina. Pero sobre todo me he reencontrado con las que con el tiempo se han convertido en mis tres novelas históricas favoritas. Las tres escritas por argentinos, y en las tres, de una forma u otra, apareces tú, Isabelita.

También tendrás noticia en ellas del siniestro López Rega, apodado El Brujo. Claro que lo recuerdas. Fue tu ministro de Bienestar Social e iniciador en los arcanos del esoterismo. Mano en la sombra de la Triple A. También leerás cómo se organizó la matanzaIsabelita y la Triple A del aeropuerto de Ezeiza. Lo sabes muy bien. Regresabas a la patria con Perón después de tantos años de oscuro exilio en España. Volverás con Pedro Ara, el médico que embalsamó a Evita, o con Aramburu, Lonardi y otros militares que derrocaron a tu marido en 1955. Rememorarás otra vez de cómo escondieron el cadáver de Eva durante más de una década. ¿O has olvidado al oficial de inteligencia Hamilton Díaz, o la desenfrenada pasión necrofílica del coronel Eugenio de Mori Koening, o a Héctor Cabanillas o al mayor Eduardo Arandía que mató a su mujer embarazada por error al confundirla con alguien que pretendía robar el cadáver de Evita?. Claro que lo recuerdas porque tú conviviste con aquel cadáver y con Perón en la casa de Puerta de Hierro. Y otra vez los desquiciados argumentos de esos neofascistas llamados montoneros sonarán en tu cabeza, y los secuestros, y los cuerpos arrojados desde aviones sobre el mar para borrar su rastro, y los bestiales atentados, y los desaparecidos, y los militares quedándose con los hijos de las personas a las que torturaban.

¿Te preguntarás entonces qué parte de responsabilidad tuviste en todo aquello? ¿Por qué tanto y tan enorme cantidad de sufrimiento?

P.D. Por si te interesa, La guerra secreta (Ediciones B, 2001.) de Horacio Vazquez-Rial, Santa Evita (Punto de Lectura, 2006.) y La novela de Perón (Alfaguara, 2003.), ambas de Tomás Eloy Martínez, son las obras de las que te hablaba.

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Nº 20 - Abril de 2007

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