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Filología y mafia

Por Iván Gallardo

Filología y MafiaAl ganapán de Juan Antonio Roca, el rockabilly de la construcción marbellí, le han trincado en apenas tres años. Tenía trece móviles a su nombre y un zoo disecado en una de sus residencias. Ingenuo.
Para localizar a Bernardo Provenzano, capo di tutti capi de Sicilia, conocido como “el Tractor”, se han necesitado más de cuarenta años de arduo trabajo policial. Cuando le echaron el guante, cerca de su pueblo de origen, Corleone, gracias a que su mujer le mandaba mudas limpias, tenía los bolsillos llenos de papelitos (pizzini) con instrucciones para sus secuaces, más de diez mil euros a buen recaudo en los gayumbos y la próstata averiada. Comparen ustedes.

“Estos Beati Paoli, hombres malvados, según la tradición que de niño tuve la ocasión de oír, no son tan antiguos; y tal vez más que en ningún otro lugar se hicieron notar en la ciudad de Palermo, en razón de que el esbirrrismo y la valentonería eran bastante fomentados por las personas poderosas y por los Barones de nuestro reino. Las personas, pues, de mediana y baja posición, que no podían sufragar el gasto de mantener sicarios, se vanagloriaban impíamente de actuar por sí mismos, con sus propias manos. Todos estos males eran entonces consecuencia de la conocida debilidad del brazo de la Justicia.”
Marqués de Villabianca, Manuscrito de la Biblioteca Municipal de Palermo (Qq E 90, siglo XVIII.)

“La secta de los Beati Paoli, cuya existencia es puesta en duda por todos los historiadores, por no conocerse un solo documento que aluda a ella, no era otra cosa que una forma de mafia; de aquella mafia sobre la cual todavía se fantasea en algunas capas populares: asociación nacida para proteger a los débiles, para vengar a los oprimidos, para castigar a los que estaban protegidos por injustas inmunidades [...] Por ello, fundando una secta para administrar ocultamente justicia y vengar cualquier arbitrariedad, los sicilianos prevenían los efectos del dominio extranjero, se creaban una defensa [...] La idea de que el pueblo siciliano haya sido sujeto de la historia a través de una serie ininterrumpida de asociaciones mafiosas dedicadas a una secreta y vindicativa restauración de la justicia ultrajada, halaga y fascina incluso a quienes tienen muy concretas y dolorosas experiencias de la mafia de ayer y de hoy.”
Leonardo Sciascia, Negro sobre negro.
 
“Gente que sabía corregir los abusos de libertad sin incomodar la ley. Como siempre ha hecho, precisamente, la mafia.”
Leonardo Sciascia, Negro sobre negro.

Filología y Mafia“El primer diccionario del dialecto siciliano que incluye la palabra mafia es el de Traina, publicado en 1868, según el cual se trata de un término llevado a Sicilia por los soldados y funcionarios piamonteses de Garibaldi. Sin embargo, el término proviene posiblemente de la Toscana, donde maffia (con doble f) significa <miseria>, y smàferi designa a los agentes de la policía.”
Leonerdo Sciascia, Libération, 30 de diciembre de 1976.
 
“La mafia no es una secta ni una asociación, no posee reglamentos ni estatutos. El mafioso no es un ladrón ni un malandrín, y si últimamente se aplica este término a los ladrones y los malandrines, ello se debe a que el público, no siempre culto, no se ha tomado el tiempo para razonar sobre el valor de esta palabra, no se ha preocupado por enterarse de que, para la manera de pensar del ladrón o el malandrín, el mafioso es tan solo un hombre valiente y sólido, un hombre que no se deja engañar y, en este sentido, el hecho de ser mafioso es necesario e incluso indispensable [...] El mafioso quiere ser respetado y respeta casi siempre. Si se siente ofendido no se remite a la ley, a la justicia, sino que sabe tomársela por su mano y, cuando no tiene la fuerza suficiente, lo hace por medio de otros que comparte con él su mismo sentir. ”
Giuseppe Pitré, Biblioteca delle tradizioni popolare siciliane, 1871-1913.
 
“No existe empleado que no se prosterne ante el menor gesto de un hombre autoritario y que no trate de obtener ventajas de su cargo. Esta corrupción general ha llevado al pueblo a recurrir a remedios tan extraños como peligrosos. En muchas localidades existen fraternidades, especies de sectas que se autodeterminan partidos, cuyos miembros no efectúan reuniones ni mantienen otro vínculo entre sí que su dependencia de un jefe, que en algunos lugares es un propietario terrateniente, en otros un arcipreste. [...] Es imposible lograr que los agentes del orden vigilen las calles, ni obtener testigos de los delitos cometidos en pleno día. [...] En ese ombligo de Sicilia se venden los cargos públicos, se corrompe la justicia, se fomenta la ignorancia.”
Informe del procurador general de Trapani, don Pietro Ulloa, 1838.

Filología y Mafia“Y aquí está Petrocchi, que escribe la palabra con dos efes, a la italiana: <Unión de personas de cualquier clase o tipo que se ayudan mutuamente en sus intereses recíprocos, sin respeto a las leyes ni a ninguna moral.> Con mucha incertidumbre la relaciona con la antigua voz francesa mafler, de donde derivan maflé y maflu: comer, engullir...”
Leonardo Sciascia, “Filología”, en El mar del color del vino.

“El vocablo mafia en su origen debió tener el significado de protección contra las tropelías de los poderosos, exención de cualquier ley social, o reparo de cualquier daño, fuerza o robustez de cuerpo, serenidad de ánimo, reconocimiento y gratitud hacia quien hacía beneficios, por un lado y, por el otro, la parte mejor y más exquisita de cada cosa.”
Padre Gabriele Maria da Aleppo, Le fonti arabiche nel dialetto siciliano, 1910.

“Para tener una idea sobre los orígenes de la mafia, basta reflexionar sobre las consideraciones de Manzoni, en Los novios, acerca de los bravi, los matones al servicio de los señores y los propietarios terratenientes. En Sicilia, los bravi, esbirros al servicio de los intereses y los caprichos de los nobles, fueron los prototipos de los mafiosos.”
Leonardo Sciascia, Libération, 30 de diciembre de 1976.

“Creo que la definición más completa y esencial que se puede hacer de la Mafia es la siguiente: una asociación de malhechores con fines de enriquecimiento ilícito de sus miembros, que se erige por medio de la violencia en intermediario parasitario entre la propiedad y el trabajo, entre la producción y el consumo, entre el ciudadano y el Estado.”
Leonardo Sciascia, Libération, 30 de diciembre de 1976.

“Nosotros fuimos gatopardos y leones; nuestros sucesores serán chacales y hienas.”
Giuseppe Tomasi di Lampedusa, El gatopardo.

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Nº 11 - Mayo de 2006

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