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Mikel Iribarren: "Pintxos" y "Montaditos"


Ed. Styria, 230 páginas cada uno


Para comer de picoteo y quedar de cine



Por Alberto López Echevarrieta


MontaditosPasa que algunas veces se esperan invitados en casa en cualquiera de las fiestas que se avecinan, o de las otras, y surge la pregunta: ¿Qué pongo para comer?. Ocurre a veces que no se conocen muy bien sus gustos de los forasteros y se teme meter la pata. La solución suele estar en el montaje de un almuerzo o cena de picoteo, algo que suele ser muy frecuente en el País Vasco, sobre todo los fines de semana. En la Parte Vieja donostiarra o en el Casco Viejo bilbaíno hay una enorme oferta de pintxos en las barras de los bares que colman las exigencias más exquisitas. Cada uno tiene su especialidad y como el surtido es muy extenso, esa salida se convierte en un ágape en toda regla. Eso sí, de pie para que haga bien la digestión y con buen regadío, generalmente con delicioso txakolí o con un apetitoso Rioja. No en vano se dice que los mejores vasos comunicantes son los de vino. Y mientras se hacen relaciones públicas.

Esta tradición, convertida ya en rito, se puede trasladar al propio domicilio montándose en él el laboratorio culinario correspondiente. No es difícil ni costoso. Sólo hace falta tener buen gusto, los materiales precisos y una pizca de afición. La pregunta del millón: ¿Y por dónde se empieza? De entrada debe tener claro qué tipo de pintxos va a hacer. Para ello le vienen bien estos dos libros que comentamos y que ha preparado el cocinero Mikel Iribarren: "Pintxos" y "Montaditos". En ellos vienen detalladas las recetas de más de doscientas delicias. De esta forma, usted puede elegir las que más le convengan o le apetezcan. ¿Qué le parece, por ejemplo, un montadito de ensaladilla de txangurro? ¿O uno de calabacín, bacón, pimiento y cebolla?Tal vez prefiera un pintxo de croquetas de marisco. Estoy seguro de que se le está haciendo la boca agua sólo de pensar en su exquisito sabor.

Cuenta usted, además, con una ventaja: la variedad. Una mesa con un buen surtido de lo que sea ya gana mucho. Y el invitado tiene la opción de la elección, que esa es otra baza. Además siempre tiene la oportunidad de confesar –sea verdad o no- que tal o cual receta la aprendió en el último viaje que hizo a la Costa Vasca. La imaginación debe usarse para algo, ¿no? Pues gracias a su uso, el cocinero Mikel Iribarren, que tiene un merecido prestigio en Francia y el Reino Unido, ha conseguido reunir todas estas apetitosas recetas que, como digo, están al alcance de cualquiera.

MontaditoEn la introducción, Mikel aporta un dato para la historia: Asegura que el primer pintxo fue algo tan sencillo como una guindilla verde, una aceituna deshuesada y una anchoílla en salazón insertadas en un palillo. Se la denominó "Gilda" en honor a la película de Rita Hayworth que hizo furor en 1946. De ahí que podamos fechar el inicio de esta corriente culinaria a finales de la década de los pasados años 40. Por cierto, las "gildas" siguen siendo los pintxos-estrella de las mejores barras del País Vasco, de la misma forma que la tortilla de patata relega a un segundo plano a cualquier otra ración, sea de lo que sea.

La mecánica que el autor utiliza en la realización de las fichas de los libros es así de sencilla: Nombre del pintxo o montadito, ingredientes, forma de elaboración y fotografía en color de cómo queda una vez finalizada la operación. A partir de ahí, el lector tiene la palabra. Y voy a decir algo más: hay muchos que se han introducido en el mundo de la cocina grande empezando por algo tan sencillo como es la elaboración de pintxos. De todas formas, que les aproveche, las recetas y los libros.

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Nº 52 - Diciembre de 2009

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