Espido Freire: Hijos del fin del mundo

Imagine Ediciones. Madrid, 2009. 224 págs.

De Roncesvalles a Finisterre

Por Julia Sáez-Angulo

Un libro, con un título sugerente: Hijos del fin del mundo, entre crónica viajera y sentimental de una mujer sensible, inteligente y conversadora como buena tímida superada, que a base de decirlo y como decirlo puede pasar por chica pedante. El viaje invita a mirar, a reflexionar, a parangonar el pasado y el presente, a enjuiciar personajes en albergues y caminos, a modificar el juicio, pasado el tiempo.

"Hijos del Trueno" –referido a los hermanos Zebedeo de la Biblia, entre ellos Santiago el Menor- e "Hijos de la Estrella" –alusivo al Campus Stellae de Compostela, constituyen, junto al título general, las tres parte del libro; suponen el recorrido total del Camino. El libro rezuma sobre todo Galicia como tierra mítica y amada con nostalgia, mucho más que Navarra o Asturias. No es el primer libro de viajes que escribe la autora, ya que hizo otro por los paisajes literarios y sentimentales de Jane Eire y las hermanas Brönte en Inglaterra.

El libro se adentra por cuentos e historias que le llegan a la escritora, no al estilo de los Cuentos de Canterbury y le dan cierto tono de atemporalidad, frente a lo que pueda ser una guía para peregrinos a Santiago. Historias puestas en solfa por ingenuas o historias alimentadas por la tradición del tiempo y el humor. Literatura para recuperar el tiempo pasado y reescribirlo con nuevas miradas.

Espido Freire iba tomando notas en un cuaderno y se dejó llevar por las emociones a la hora de darles curso en la escritura. Las impresiones sobre los lugares, las personas y las cosas fluyen solas. La magia del Camino de Santiago crea adicción. Es una experiencia fuerte cuando se ha vivido atenta e intensamente. Sucede también a muchos viajeros que lo hacen a la India. Hijos del fin del mundo es un libro de viajes, de literatura de viajes, que enriquece y enseña a mirar aunque no se comparta en todo momento la mirada fría, inclemente o ausente desde el punto de vista ascético. Hay demasiado "yo" en el mismo. El ego se abriga en la lluvia.

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