Artes Hoy
 
Buscar en Arteshoy

Julieta Valero: Los heridos graves

DVD poesía, Barcelona, 2005. 102 pp.

PorMaría Ángeles Maeso

El yo, ese pronombre en ruinas

Julieta ValeroLos heridos graves señala raíces del dolor que se abren paso por todas las ramas de un yo atravesando dimensiones corporales, espirituales, sociales; señalando heridas por un recorrido que abarca lo íntimo y lo público. De ahí que en cada poema se dé la alternancia de voces, el uso del yo y del tú conviviendo con el nosotros. A fin de cuentas, ya sabemos que el yo, ese conjunto ideológico y libidinal, apenas logra sacar la cabeza en la gramática, bajo esa forma de pronombre personal.  Julieta Valero lo asevera: Porque soy un hombre pero todos los hombres (...) Bendito este insomnio que dicen yo.

El libro, dividido en dos partes, comienza con la que da título al conjunto, designando los lugares de la herida: las animalizadas (somos perros que abandonan perros) relaciones laborales; el deseo y su belleza de grave herida; el mordisco inevitable de la vulgaridad (atroz, tristísima, vulgata) insertada en lo sublime de la pasión; en las relaciones familiares donde le hace sitio a la enfermedad y a un tema tabú en nuestra poesía (Lorca y ¿quién más?) como es el incesto: Mira hermano, nuestra juventud. Estamos viudos, símbolo o idealización de lo belleza inaccesible, tal vez convertida en sublime por la propia prohibición, lejana a la experiencia culposa de un Trakl. En todo caso, un modo más de seguir el rastro a la belleza, de apurar su copa y salvar la muerte de un yo, ese pronombre en ruinas, identificado con los campos devastados, un paisaje hecho con la mirada original de las sucesivas escisiones (meiosis) que ya no cree sino en una ruptura del tiempo. Qué frío sin manantiales. El vínculo/ es la eternidad. De ese se come.

Estos poemas designan los espacios de la herida, sostienen la mirada ante el vacío y el reino de la nada se retira. En su lugar hay materia, palabras como cuerpos, poesía. Aunque algunos poemas (El medianero, Parientes visitantes) se lean como un eco de Descripción de la mentira o de El libro del frío, se trata de alta poesía.

 

En la segunda parte, Sobreponerse, cada poema designa una posible cinta para reunir los ruinas de ese yo deshilachado. Tentativas para un reclamo de felicidad que suelen concluir desesperanzadas, por lo que, de pronto surge una mirada irónica, en la cáustica línea de algunas poetas reclamadas por su ferocidad, (El padre de mis hijos) que parece bastante alejada de la poética de Julieta Valero.

Si en la primera parte había perros donde trabajadores, en la segunda, el mono habita donde el deseo. La cinta definitiva para la unidad del bendito/maldito pronombre personal, la última palabra: Todo modo, queda en pie la  perplejidad. Y eso, un gozoso asombro, es lo que al lector le entregan Los Heridos graves.

«

Nº 8 - Febrero de 2006

Home

Literatura
Arte
Música Clásica
Música Pop
Miscelanea
Noticias

Números anteriores

Quienes somos
Contactar


© ArtesHoy.com - Todos los derechos reservados