HISPANIA GOTHORUM. San Ildefonso y el reino visigodo de Toledo
       
	  Museo de Santa Cruz. Toledo.  Del 23 de enero al 30 de junio (Entrada gratuita) 
Comisario: Rafael García Serrano
 
	  
      
      Por Julia Sáez-Angulo 
       
      El pueblo visigodo, rechazado por los francos en la frontera, 
        se desplazó hacia el sur y acabó por establecer un reino 
        con capital en Toledo, dejando tras de sí una cultura, huellas 
        y vestigios que se ponen de manifiesto en Hispania Visigothorum 
        a través de 700 piezas provenientes de más de un centenar 
        de colecciones y museos españoles. La muestra bien podría 
        competir con las que Fiat ha llevado a cabo en Venecia sobre los distintos 
        pueblos europeos: fenicios, celtas y otros. Dos buenos audiovisuales sobre 
        el origen de los visigodos y san Ildefonso ilustran con imágenes 
        móviles la historia y documentos no expuestos. 
       La 
        exposición se articula en torno a dos grandes bloques: I) la Hispania 
        de los Godos (409 –711), en el que se sigue el ocaso del mundo antiguo 
        y el paso de Adrianópolis a Hispania. Toledo como urbe regia y 
        capital del reino visigodo, junto a su importancia en los concilios, merece 
        un apartado considerable. Los capítulos de moneda, comercio, agricultura, 
        artesanías y el Derecho se cristalizan en diferentes objetos, entre 
        los que destacan las célebres pizarras con escrituras que la Comunidad 
        Castilla La Mancha pretende incluir entre sus señas de identidad 
        histórica. 
      El bloque II) se detiene en la figura clave de San Ildefonso 
        (607 –667) para recrear su biografía y obra; el monacato 
        en medio de una singular iglesia visigoda, con liturgia particular, la 
        mozárabe o rito hispánico que iba a perdurar hasta nuestros 
        días. La iconografía con dos motivos concretos: el milagro 
        de Santa Leocadia y la imposición de la casulla por la Virgen al 
        santo, se va a repetir en la representación plástica de 
        numerosos pintores, desde Zurbarán y El Greco hasta Antonio de 
        Pereda. Toda ella se recoge -en una sucesión numerosa y algo cansina- 
        en uno de los cruceros de la parte alta del museo. 
       
        Piezas relevantes 
      Entre las piezas más sobresalientes se encuentran 
        las de los grandes maestros como los relieves de la Imposición 
        de la casulla a San Ildefonso, por Francisco Duboge, del Museo del 
        Prado o el mismo tema de El Greco de la catedral de Toledo –buena 
        parte de las piezas proceden de este recinto sagrado- y el de Zurbarán 
        de la iglesia de la Candelaria en Zafra (Badajoz); el Tapiz de San 
        Ildefonso de Franz Van den Hecken sobre cartón de J de Jordaens, 
        también de la catedral; el Frontal de altar de San Ildefonso 
        de la iglesia de San Pedro y San  
        Ildefonso de Zamora; el Milagro de la aparición de Santa Leocadia 
        a San Ildefonso, de Hipólito de Torres, etc. 
      Entre las piezas arqueológicas se encuentran el 
        ajuar funerario de la tumba número 7 de la necrópolis de 
        Campillo de Ranas (Museo Arqueológico de Madrid); el relieve de 
        Tamujas del Museo de los Concilios y la cultura visigoda (Toledo); la 
        Placa visigoda de la catedral de Córdoba o la lauda funeraria paleocristiana 
        del Museo de Huesca. 
      En orfebrería está presente el collar de 
        oro y granates del Consorcio de la Ciudad Monumental Histórico-Artística 
        y Arqueológica de Mérida junto a los deslumbrantes tesoros 
        de Guarrazar y el de Torredonjimeno, si bien en reproducciones actuales 
        de la casa Marmolejo de Sevilla (los originales siguen en sus museos), 
        algo que no siempre queda claro ante el espectador. 
      Mención especial merecen las pizarras escritas 
        con oraciones o recuentos agropecuarios en las que se advierte un latín 
        pre-castellanizado, escritura que fue interrumpida y arrasada por la llegada 
        del Islam y la imposición de su hegemonía cultural además 
        de política. Estas pizarras se encuentran fundamentalmente en las 
        dos Castillas y en Extremadura. 
      Pasemos a citar algunas objeciones a la exposición: 
        oscuridad de las cartelas informativas, lo que dificulta su lectura; imposibilidad 
        de acceder a la parte alta por ascensor, lo que impide la visita a los 
        ancianos o impedidos, ya que son varios tramos de escalera (ya debiera 
        estar solucionado este extremo) y dificultad de contemplación del 
        audiovisual de San Ildefonso al estar en una hondonada de difícil 
        comodidad para acomodarse.  
       Pero 
        en suma, una exposición que nadie debe perderse porque continente 
        y contenido son dignos de una visita, porque al recorrer de nuevo la historia 
        visigoda aprendemos más de nosotros mismos, del nacimiento de un 
        reino, fundamento de lo que más adelante será una nación. 
      Por su parte la Fundación de Toledo y la Diputación 
        de la ciudad han elaborado conjuntamente un inventario de elementos decorativos 
        de la época visigoda en la Ciudad Imperial; consta de 406 registros 
        de piezas conservadas en edificios, museos y colecciones dispersas por 
        la ciudad, que hacen constar en un mapa entregado al público.  
      En Alcalá de Henares tiene lugar igualmente la 
        exposición Recópolis sobre vestigios de la ciudad 
        visigoda situada en un altozano en Zorita de los Canes (Guadalajara). 
        Un lugar que bien merece un viaje y un paseo. 
       
      
      << 
      |