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MENORAS Y MEMORIA, PINTURA DE JEAN PAUL LEON

Por Julia Sáez-Angulo

El pintor Jean Paul León ha expuesto su serie pictórica titulada In Memoriam, en la galería Vivendi de París, al tiempo que ultima su libro de igual título, hermoso homenaje plástico y literario a los grandes nombres de la cultura judía como los pintores Soutine, Rothko, Modigliani, o personajes del mundo de la literatura, política o la ciencia, como Franz Kafka, Golda Meir, Simone Weil y otros. Una serie de menoras , -el candelabro judío de siete brazos-, aparece como motivo de los cuadros, representados de una y mil formas, en una gama cromática matizada, infinita que pone de manifiesto su dominio estilístico evitando la monotonía de la forma. En definitiva, evidencia la sabiduría plástica del autor.

Jean Paul León residió algunos años de su juventud en España, pero ha sido sobre todo en Estados Unidos donde ha desarrollado su creatividad artística que alcanza por igual a la pintura y a la literatura, como le ocurriera a pintor expresionista Saura. En 2003 regresó a Europa y ha establecido su estudio en París.

"En este tiempo de desgracia tan oscuro, continuo creyendo en la luz, en la creación, en los siete días de la semana, en la nuevas llamas que confirman el milagro de tener, de no tener, de todo ver... Y de aceptar la puerta al universalismo como la única salida de emergencia. In Memoriam es un tributo colectivo a la vez, un homenaje individual, una invitación destinada al pasado, al presente y al futuro, un guiño a los hermanos y hermanas de la luz, que a su manera han combatido las tinieblas", escribe Jean Paul León en la introducción de su libro.

En esta serie grandiosa, que parece creada en un arrebato místico de inspiración, Jean Paul León despliega su sabiduría pictórica, su fe; su versatilidad para la forma, su esperanza; su dominio de la composición, su emocionado sentido fraterno. In Memoriam viene a ser una sinfonía grandiosa de pensamiento y de color. Una serie intensa que hará historia en la trayectoria profesional del autor. Una propuesta valiente ante los espectadores de la obra que no quedan indiferentes.

Se cuenta que cuando se diseñó la bandera de Israel se dudó entre dos iconos: la estrella de David y la menora . El artista ha elegido la potente luminaria de la menora para aludir de forma inteligente y sin retórica al personaje que se refiere en cada cuadro. El juego conceptual y óptico se dinamiza con el título ante el espectador y la referencia al hombre o la mujer del pasado, se hace hierofanía , manifestación resplandeciente de aquel ser que dejó una estela en la humanidad y que ahora se ve recordado en una obra pictórica particular de inteligentes referencias.

La menora es la luz que perpetúa la memoria; la representación de la misma en la pintura es el reto, la clave para el artista. Cada composición varía y se adecua con la forma y el cromatismo a la idea querida por el pintor. J.P. León resulta espléndido a la hora de "citar" a Soutine, de llamar a Kafka, de recordar a Modigliani, de evocar a Rothko... Visión, drama, análisis, ternura, pasión, llamada, compasión, dignidad... Una pintura que rezuma todos los sentimientos humanos.

Son todos los nombres que están aunque no están todos los que son. El autor ha hecho una elección personal en una serie que queda abierta. Se ha centrado en el pueblo judío, el suyo, un pueblo ilustrado que ha avanzado en la historia con su cultura, la del Libro de los Libros. El pueblo judío, "hermano mayor en la fe", según palabras de Benedicto XVI. Centrarse en él honra a su autor y merece respeto. Aunque quizás no debiera olvidar aquella afirmación de Simone Weil cuando dijo "nosotros, judíos, responsables de nuestro propio gheto".

Disfrutemos ahora de In Memoriam, un libro audaz que acoge la pintura y el pensamiento de un artista.

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Nº 3 - Agosto / Septiembre de 2005

 

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