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Shoji Ueda 1913-2000: Una línea sutil

Fundación "la Caixa" Madrid
del 3 de junio al 24 de de julio de 2005
Posteriormente, la muestra se podrá ver en Palma de Mallorca y Málaga

por Carmen González García-Pando

UEDAOtra nueva edición de PHotoEspaña cubre Madrid de miles de imágenes. Son numerosas las galerías y centros artísticos que se suman a esta cita homenaje con la fotografía. Uno de los trabajos más interesantes es el que ofrece "la Caixa", en su excelente sede de Madrid, del artista japonés Shoji Ueda. La muestra constituye una oportunidad única de descubrir el arte de un hombre desconocido para el gran público español ya que, por vez primera, se ha logrado exhibir fuera de Japón una exposición del tamaño y categoría como la presente. Ciento cincuenta obras, en blanco y negro, repasan una vida estrechamente ligada al mundo de la experimentación visual, a la creación de imágenes poéticas y surrealistas, que el autor supo plasmar de manera personal y original.

Ueda decía de sí mismo que era un "fotógrafo rural aficionado". De hecho apenas viajó a Europa y fueron contadas las ocasiones en que abandonó la provincia de Tottori. No obstante, fue tal genialidad que demostró con la cámara, tan grande su pasión por la fotografía y tan intenso el deseo de experimentar cosas nuevas que, hoy en día, está considerado uno de los artistas más creativos del panorama artístico. Algunos le han calificado como "un ángel de la fotografía" y es que, cuando se contempla esa galería de personajes casi teatrales, posando sobre esos paisajes silentes pareciera que estuviéramos ante un entorno extra-terrenal, celestial. De hecho Ueda consideraba que no había un lugar o estudio mejor que las dunas de Tottori; ese paisaje casi lunático que el autor retrató incansablemente y que retomaría en distintos momentos de su vida.

UEDARepartidas en siete ámbitos diferentes, las fotografías de este hombre extraordinario nos hablan de una trayectoria artística muy rica y plena de matices. En las imágenes iniciales, de la década de los treinta, contemplamos cómo el joven artista comienza a experimentar procedimientos vanguardistas como el rayograma, la solarización o la deformación. El motivo se halla en la influencia que ejercieron en él las obras de los creadores europeos. Posteriormente su estilo evolucionó hacia un realismo-simbolismo muy peculiar en donde se mezcla el enigma, lo real, la sorpresa y el humor. Es la época de las primeras composiciones teatrales en las dunas, de imágenes sobrias y puras que -más tarde, casi al final de su vida- se harán más complejas; pero antes el autor nos sorprenderá con los imaginativos paisajes surrealistas de los años cincuenta y con los retratos de niños y jóvenes en distintas estaciones climáticas. En la década de los ochenta, animado por su hijo Mitsuru, regresó a aquellos espacios de arena, luz y cielo; a los escenarios de dunas que le habían hecho célebre. Ueda recuperó de nuevo este entorno pero, ahora, con formatos distintos y con otro tipo de personajes. Con estas imágenes se fue acabando su carrera profesional. Y, al tiempo que su luz se fue apagando, Ueda fue descubriendo en el mar un mundo de posibilidades, un nuevo horizonte. La meta en la que fijó su última mirada.

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Nº 2 - Junio / Julio de 2005

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